Bendición de Ramos en la entrada - Catedral de Caravelí, Mons. Reinaldo |
Cada año la iglesia celebra el Domingo de Ramos como inicio
de la Semana Santa. En la procesión se vive la entrada triunfal de Jesús en
Jerusalén.
Es una procesión alegre, con cantos y
júbilo, la nota folklórica le da un burro cargando al “Señor de Ramos”. Sin
duda, así lo recibieron a Jesús en su entrada a la ciudad: aquí viene el
Mesías, el que va a cambiar todo, el amigo del pueblo, el enviado por Dios.
Pero después, la liturgia del Domingo de Ramos cambia bruscamente: Se lee las
lecturas del dolor del siervo de Dios en Isaías 50 y el himno del Cristo, que
“se despoja de su rango… rebajándose a una muerte en cruz” en Filipenses 2.
Y después sigue el largo relato de la Pasión y Muerte de Jesús en el evangelio
de Juan.
Mons. Reinaldo Domingo de Ramos - Caravelí |
La actitud del pueblo cambia del Júbilo
sobre la llegada del Mesías a los gritos violentos, “Crucifícalo, Crucifícalo”,
en un lapso de pocos días. No somos nosotros igual que este pueblo: Cambiando
rápido, gritando lo que todos gritan, sin pensar mucho, manipulados por ciertos
grupos de interés?
P. Renzo, Domingo de Ramos - Caravelí |
No aplaudimos a cada
nuevo presidente, como si fuera el Mesías, capaz de resolver todos los
problemas del país? Y no estamos nuevamente en primera fila pidiendo su cabeza
porque “es un corrupto”? Probablemente lo es, pero quien no es nada corrupto,
que tire la primera piedra.
P. Jesús Bardales, Parroquia de Chala |
Les invito a vivir esta semana como una autocrítica. Un sincero examen de conciencia. De no buscar la culpa en los demás, sino en nosotros mismos.
¿Qué actitudes mías
crucifican a Jesús? ¿Qué actitudes mías crucifican al Perú? Sufrimos con
Cristo. Cristo sufrió también por el Perú y sigue sufriendo. Soportar nuestra
cruz, cambiando de actitud, vamos hacia la nueva vida.
P. Tomasinho, Parroquia de Colta |
Con un nuevo
presidente no se resuelve la crisis del Perú. Se resuelve si la mayoría piensa
primero en el bien común y después en el bien propio. Si nos unimos de verdad.
No sé si es posible. Pero con Jesús hay esperanza.
+Reinaldo Nann, obispo de Caravelí
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