Lectura
del santo evangelio según san Lucas 9,18-22
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de
sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Las lecturas de hoy son
del género apocalíptico, que es la trascripción de un término griego que
significa revelación; estos libros apocalípticos son escritos por profetas que
escuchan las revelaciones divinas y las transmiten. El libro del Profeta Daniel
presenta los relatos en tercera persona y la primera visión (capítulo 7) está
encuadrada entre una introducción y una conclusión; la finalidad de este libro
es sostener la fe y la esperanza de los perseguidos. El libro del Apocalipsis
recibe revelaciones en forma de visiones que el autor consigna en este libro.
La Biblia de Jerusalén nos
dice que “el salmo 137 evoca el recuerdo de la caída de Jerusalén el año 587 y
el destierro de Babilonia”. El salmista rebosa de alegría por la misericordia
del Señor, por su amor y por su verdad, añadiendo que está lleno de alegría
porque la promesa del Señor supera a su fama; si Dios es misericordioso, todo
Él es misericordia; lo que se diga de Él es poco ya que todo “supera su fama”.
La
conversión de la mirada
En este primer capítulo
del Evangelio de Juan se narran las llamadas a los primeros discípulos (v.
35-45) y juega un papel importante la mirada: Jesús se fija en Juan el Bautista
y dos de sus discípulos, que al verlo, le siguen y les dice “venid y lo
veréis”; Jesús fija su mirada en Simón para darle un nombre nuevo; y por último
Felipe le dice a Natanael “ven y lo verás”
A partir de los versículos
que nos ocupan, Jesús se fija en Natanael (v. 47) que ha quedado impresionado
por sus orígenes, despreciando todo lo que viene de Nazaret; pero a Jesús no le
incomoda su franqueza, lo mira y leyendo el interior de su corazón, le dice que
le conoce. Natanael ha pasado de una mirada simplemente humana cargada de
perjuicios y centrada en la humanidad de Jesús, a una mirada de fe que va más
allá de las apariencias sumergiéndose en las realidades profundas de la persona
de Jesús. Finalmente el texto sentencia: “has de ver cosas mayores” y para
Natanael se ha abierto el cielo.
Que el Señor nos conceda
mirar con el corazón a las personas y ver en ellas “hermanos y hermanas”. Como
nos dice Antoine de Saint Exupery en su obra “El Principito”: “se puede ver
bien con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos”
De manera conjunta se
celebra a estos tres Ángeles, muy venerados en la Tradición de la Iglesia. Son
Arcángeles con nombre propio, recibido por su misión y para que nosotros
conozcamos para qué son enviados. Ellos son “poderosos ejecutores” de las
órdenes del Señor (Cfr. Antífona de entrada en el día de la Fiesta). Nosotros
sabemos que nuestra vida está siempre protegida en la tierra por aquellos que
asisten a Dios continuamente en el Cielo (Cfr. Oración colecta del día).
Nos dice el Papa San
Gregorio Magno en uno de sus escritos (homilía 34, 8-9, sobre los Evangelios)
que “los Ángeles transmiten mensajes de menor importancia mientras que los que
anuncian cosas de gran trascendencia se llaman Arcángeles”. Y nos explica que
“Miguel significa: Quien cómo Dios, Gabriel: Fortaleza de Dios y Rafael:
Medicina de Dios” (Liturgia de las Horas, Volumen IV, página 1219-1220)
Ofrezcamos al Señor
nuestro sacrificio de alabanza para que llevado a su presencia por manos de los
ángeles, lo reciba con bondad (Cfr. Oración sobre las Ofrendas del día de la
Fiesta). Reza una de las oraciones de este día: “Demos gracias a Dios de todo
corazón delante de los ángeles”.
Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/29-9-2017/
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