PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 20 de septiembre de 2017
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy tratamos sobre el tema «educar a la
esperanza», por eso usaré el tú, imaginando conversar con un joven o con
cualquier persona dispuesta a aprender.
¡Donde Dios te ha plantado, espera! No cedas al
desánimo. Recuerda que el enemigo que tienes que derrotar está dentro de ti.
Cree firmemente que este mundo es un milagro de Dios, que él nos da la gracia
de realizar nuevos prodigios, porque la fe y la esperanza caminan juntas.
Confía en Dios Creador, que llevará su creación a cumplimiento definitivo, en
el Espíritu Santo que guía todo el bien, en Cristo que nos espera al final de
nuestra existencia.
Nunca pienses que has luchado en vano, que al final
de la vida nos espera el naufragio. Dios no nos engaña, llevará a plenitud,
como una eterna primavera, la esperanza que ha puesto en nuestro corazón. No te
quedes paralizado, levántate, camina, confía, Sueña. Sé constructor de paz y no
de odio o división. Ama a tu prójimo, respeta el camino de cada uno, sé
compasivo y justo. Sueña con un mundo nuevo. Pide a Dios la gracia de ser
valiente. Recuerda que Jesús venció por nosotros al miedo, el enemigo más
grande contra nuestra fe. Reconoce que por el Bautismo tu vida pertenece a
Cristo y él vive en ti, y a través tuyo, con su mansedumbre, quiere someter a
los enemigos del hombre: el pecado, el odio, el crimen, la violencia.
Recuerda que no eres superior a nadie y que, como
cristiano, eres hermano de todos. Cultiva ideales y sé fiel a ellos. Y si te
equivocas, no dudes en levantarte siempre, pues no somos infalibles, y el Hijo
de Dios ha venido para rescatarnos a todos. Vive, ama, cree, sueña. Dios es tu
amigo, y con su gracia, nunca caigas en la desesperación.
* * * * *
Ayer un terrible terremoto ha asolado México, ―vi
que hay muchos mexicanos hoy entre ustedes― causando numerosas víctimas y daños
materiales. En este momento de dolor, quiero manifestar mi cercanía y oración a
toda la querida población mexicana. Elevemos todos juntos nuestra plegaria a
Dios para que acoja en su seno a los que han perdido la vida y conforte a los heridos,
sus familiares y a todos los damnificados. Pidamos también por todo el personal
de servicio y de socorro que prestan su ayuda a todas las personas afectadas.
Que nuestra Madre la Virgen de Guadalupe con mucha
ternura esté cerca de la querida nación mexicana.
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