domingo, 3 de septiembre de 2017

COMISIÓN EPISCOPAL DE FAMILIA SEMANA NACIONAL DE LA FAMILIA Del 03 al 10 de setiembre de 2017



Tema: Comuniquemos la alegría de la familia
1.  Ver:
En el mundo actual la familia, instituida en la unión de un hombre y una mujer, viene siendo atacada a través de leyes, los medios de comunicación y la cultura, tratando de debilitarla. ¿Estaremos perdiendo de vista la belleza de la familia como prefiguración del Amor de Dios? ¿Somos testimonio de unión y alegría para otros? ¿Cómo familia, nos entusiasma llegar a casa y compartir nuestro día, nuestras preocupaciones y alegrías?

2.  Juzgar
·       Dios nos habla: La bendición de Dios (Salmo 128)
1 Dichoso el que teme al Señor y anda por sus caminos.
2 Del trabajo de tus manos comerás; serás dichoso, y te irá bien.
3 Tu mujer será como viña fecunda paredes adentro de tu casa. Tus hijos, como          brotes de olivos, en torno a tu mesa.
4 Pues así es bendecido el hombre que teme al Señor.
5 Que el Señor te bendiga desde Sión. Que veas el bienestar de Jerusalén todos los días de tu vida.
6 Que veas los hijos de tus hijos. ¡Paz sobre Israel!
·       Francisco nos dice: Amoris Laetitia (La Alegría del Amor) 129
Bien nos dice el Santo Padre Francisco en la Exhortación Amoris Laetitia 129 “La alegría de ese amor contemplativo tiene que ser cultivada. Puesto que estamos hechos para amar, sabemos que no hay mayor alegría que un bien compartido: «Da y recibe, disfruta de ello» (Si 14,16). Las alegrías más intensas de la vida brotan cuando se puede provocar la felicidad de los demás, en un anticipo del cielo.”
·       Reflexión: La imagen y semejanza de Dios vivida como vocación al amor encuentra su referencia en el amor de Cristo a su Iglesia.
Papa Francisco, el 20 de febrero de 2014, en el Consistorio Extraordinario, llama nuestra atención y nos dice que “Hoy, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia, ser familia hoy; lo indispensable que es esto para la vida del mundo, para el futuro de la humanidad”
En la familia se vive un encuentro permanente, que si se vive bien, se expresa de hermosas maneras como darnos ánimo para enfrentar el día a día y entereza para enfrentar juntos los problemas. Provoca también en nosotros un sentimiento de alegría y entusiasmo cuando nos damos cuenta de que Dios nos hizo para vivir en familia y no sólo nuestra familia nuclear o extensa sino como hijos de del Padre, y experimentar un amor que se extiende hasta el infinito.
La clave del amor es buscar la felicidad del otro. La labor del esposo es ayudar a su esposa a ser santa y la de la esposa ayudar a su esposo a ser santo. La de los padres enseñar, a través del testimonio de vida, a los hijos a ser santos en cada pequeña tarea del día, para juntos algún alcanzar la felicidad plena del Cielo.
“Con esta mirada, hecha de fe y de amor, de gracia y de compromiso, de familia humana y de Trinidad divina, contemplamos la familia que la Palabra de Dios confía en las manos del varón, de la mujer y de los hijos para que conformen una comunión de personas que sea imagen de la unión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La actividad generativa y educativa es, a su vez, un reflejo de la obra creadora del Padre. La familia está llamada a compartir la oración cotidiana, la lectura de la Palabra de Dios y la comunión eucarística para hacer crecer el amor y convertirse cada vez más en templo donde habita el Espíritu. Amoris Laetitia 29
3.  Actuar: “Buscamos la felicidad del otro”
¿Damos gracias diariamente a Dios por nuestra familia?
¿Somos conscientes de que buscando la felicidad de mi conyugue son más feliz?
¿Entiendo que nos necesitamos mutuamente para alcanzar la santidad?

Oración
Padre Celestial, nos has dado un modelo de vida en la Sagrada Familia de Nazaret Ayúdanos, Padre amado, a hacer de nuestra familia otro Nazaret, donde reine amor, la paz y la alegría. Que sea profundamente contemplativa, intensamente eucarística y vibrante con alegría. (Santa Teresa de Calcuta)
2 Tema: La preparación para el matrimonio
1. Ver:
Una de las especiales preocupaciones del Santo Padre es la preparación de los novios para el matrimonio. ¿Entienden los jóvenes que el matrimonio es una vocación? ¿Qué el amor es una decisión y un compromiso que se fortalecen en el tiempo a través de la donación mutua? ¿Qué podemos aconsejar a los jóvenes para lograr un matrimonio feliz y estable?
2. Juzgar
Dios nos habla: (Mc 10, 5-6)
“¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo hombre y mujer,  y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne?
·       Francisco nos dice: Amoris laetitia (La Alegría del amor) 206
El Santo Padre nos recuerda que «La compleja realidad social y los desafíos que la familia está llamada a afrontar hoy requieren un compromiso mayor de toda la comunidad cristiana en la preparación de los prometidos al matrimonio. Es preciso recordar la importancia de las virtudes. Entre estas, la castidad resulta condición preciosa para el crecimiento genuino del amor interpersonal.” 
·       Reflexión:
El matrimonio debe asentarse en bases sólidas y estas se descubren y construyen en el noviazgo, a través del diálogo y la oración.
“Si el amor es una relación, se construye como una casa. No querrán construirla sobre la arena de los sentimientos que van y vienen, sino sobre la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios. La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer como se construye una casa: que sea lugar de afecto, de ayuda, de esperanza”. Palabras a los novios que se reunieron en la Plaza San Pedro en San Valentín, 14 de febrero de 2014

El mundo nos presenta un estilo de vida basado en lo inmediato y descartable, y esto también se refleja en las relaciones inter personales. Es por esto importantísimo el acompañamiento de los novios por parte la familia y la comunidad. Es preciso el reconocimiento del amor conyugal como vocación, y no como un paso más luego del enamoramiento, un compromiso frente a la sociedad. También es necesaria la comprensión del matrimonio como Sacramento, por el cual recibimos la Gracia, que es la presencia eficaz del Amor de Dios que santifica el amor mutuo. Los novios deben entender que sólo a través del diálogo, el compartir los sueños, ideales y planes de vida es que encontrarán la compatibilidad que los ayudará en el camino que se inicia luego de la boda.  Las relaciones sexuales antes del matrimonio distraen a la pareja de este diálogo manteniéndolos en un amor romántico y pasional fuera del necesario diálogo, el discernimiento y el fortalecimiento de la voluntad que sentaran las bases para el amor conyugal.
El noviazgo es un camino de maduración. Las etapas del camino no deben ser quemadas.
Vemos actualmente también necesario el acompañamiento de los recién casados frente a los nuevos retos que se presentan en la vida conyugal y familiar, por lo que urge trabajar en una pastoral para recién casados, ya que encontramos vacíos entre la boda y el bautizo del primer hijo. Aquí nuevamente la familia y la comunidad adquieren una particular importancia.

3.  Actuar: “El matrimonio es mi vocación”

·       Comprometámonos como comunidad a acompañar a los novios en su camino de preparación hacia la boda y la convivencia.
·       Para “estimular el crecimiento, la consolidación y la profundización del amor conyugal y familiar (AL 89) Francisco nos invita a vivir el “Himno de la Caridad” (Cf. 1 Cor 13, 4-7) en lo cotidiano de la familia y de toda relación humana. Leámoslo juntos.
Oración
Jesús, tu que elegiste una familia humana normal para vivir tu vida oculta, concédeme formar una a ejemplo de la tuya, donde nazcan y se desarrolle la fe y las virtudes de los hijos que nos regalen.
Santa María, Madre de Dios, tú que fuiste elegida para formar una familia ejemplo de todas las que vendrían, ayúdame a elegir con el corazón y la cabeza a mi futuro esposo/a. Que esa persona me ayude a llegar a contemplar el rostro de tu Hijo.
San José, fiel y buen esposo de María: ya que aceptaste la delicada y difícil misión de cuidar a la Virgen y al Niño, ayúdame a ser un buen esposo/a para que, cumpliendo mis deberes familiares, santifiquemos nuestra unión, junto a nuestros hijos, parientes, amigos y las personas que tratemos.
Que algún día lleguemos como familia a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Tema: El matrimonio es para siempre
1. Ver:
En el mundo actual vivimos, como dice el Santo Padre, una sociedad del descarte, de utilitarismo y cosificación del ser humano. El matrimonio, para muchos, tiene fecha de caducidad.
¿Creemos que el matrimonio es para siempre? ¿Sabemos que el matrimonio es un sacramento y por tanto contamos con la Gracia de Dios para salir adelante?

2. Juzgar
Dios nos habla: Mateo 19, 3-8     “De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.”
3 "Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?» 4. El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, 5. Y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? 6. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.» 7. Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?» 8. Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así."
·       Francisco nos dice: Amoris laetitia (La Alegría del Amor) 62
“La indisolubilidad del matrimonio —“lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Mt 19,6)— no hay que entenderla ante todo como un “yugo” impuesto a los hombres sino como un “don” hecho a las personas unidas en matrimonio [...] La condescendencia divina acompaña siempre el camino humano, sana y transforma el corazón endurecido con su gracia, orientándolo hacia su principio, a través del camino de la cruz. De los Evangelios emerge claramente el ejemplo de Jesús, que [...] anunció el mensaje concerniente al significado del matrimonio como plenitud de la revelación que recupera el proyecto originario de Dios (cf. Mt 19,3)»”
Reflexión:
“El que ama realmente tiene el deseo y el valor de decir ‘para siempre’; pero sabe que necesita la gracia de Cristo y la ayuda de los santos para poder vivir la vida matrimonial para siempre”. “No como algunos dicen: ‘Hasta que dure el amor’. No. ¡Para siempre! Si no, es mejor que no te cases. O para siempre o nada” Papa Francisco, Audiencia General miércoles 21 de junio de 2017
El matrimonio, es un Sacramento, que eleva lo que socialmente es visto como un contrato a un vínculo divino, una nueva alianza de carácter indisoluble. “De modo que ya no son dos, sino una sola carne” (Mt 19,6) “Esta íntima unión, en cuanto donación mutua de dos personas, como el bien de los hijos, exige la fidelidad plena de los cónyuges y urge su indisoluble unidad” (GS48).
Cuando pronunciamos el mutuo si ante el Señor dejamos de ser dos yo y comienza el nosotros. De ahí en adelante no existirán dos temporalidades sino una sola, una promesa irrevocable. No se trata del “para siempre” romántico y trágico de las poesías y las canciones, tratando de perpetuar sólo el sentimiento y emociones. Se trata del para siempre de la construcción de una vida en común, de un futuro común.
La fidelidad en esta promesa de amor mutuo construido en el tiempo provee asimismo las bases para el don de la vida y la crianza de los hijos, que encuentran en este hábitat la estabilidad y seguridad para su desarrollo, y aprender a amar en donación.
3. Actuar: “Somos fieles y maduramos en el amor”
Leamos juntos Mateo 19, 3-8
¿Estamos conscientes de que somos no sólo tú y yo sino nosotros? ¿Somos testimonio de esta unidad en nuestra comunidad? ¿Nutrimos continuamente nuestra unión a través de la oración y la misa en familia?
Oración
A Ti te debo todo. Me has creado de la nada y me has dado una vida que no tendrá fin. Me has dado la fe y me has llamado a ser parte de tu pueblo santo. Has puesto tu mirada sobre mí y me has acompañado a lo largo del camino, también cuando me parecía estar solo. Y solo porque no has querido que me quedase solo sobre esta tierra, has hecho que encuentre a mi esposa (o). Ayúdame Señor a no olvidar la grandeza de este don y a glorificarte cada día amando y honrando a mi mujer (marido), segundo las promesas que recité el día de mi matrimonio, en tu presencia. Tú, que has hecho de esta unión sagrada e indisoluble, dame la fuerza para vivirla cristianamente, en la fidelidad y en la caridad, en el gozo de verla crecer y fructificar. Cuida mi familia. Y si en el camino encuentro las tentaciones, y si en mi miseria y en mi pecado corro el riesgo de violar la alianza que has sellado, de traicionar el bien supremo que me has confiado, antes que caer te pido con todo el corazón que me llames a tu presencia. Para que en la muerte pueda abrazarte por siempre, Padre bueno y misericordioso, y no eche a perder con mi egoísmo la obra de tu amor. Amen. (Croacia, anónimo)
TEMA: FAMILIA IGLESIA DOMESTICA
 1. Ver
El Papa Francisco visitará Irlanda en ocasión del Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Dublín en agosto de 2018.
En cada encuentro de las Familias convocado por el Papa suceden numerosos testimonios de conversión, que son una riqueza para las familias. https://m.youtube.com/watch?v=Qi_wcK49Dlg
2. Juzgar
·       Dios nos habla:   Juan 10, 2-5
“Pero el Pastor de las ovejas entra por la puerta. El cuidador le abre, y las ovejas escuchan su voz: llama por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera del corral. Cuando ha sacado a todas las que son suyas, va caminando al frente de ellas y lo siguen porque conocen su voz. A otro no lo seguirán: más bien huirán de él porque desconocen la voz del extraño”.

·       Francisco nos dice: Amoris Laetitia (La Alegría del amor) 87
“La Iglesia es familia de familias, constantemente enriquecida por la vida de todas las iglesias domésticas. Por lo tanto, «en virtud del sacramento del matrimonio cada familia se convierte, a todos los efectos, en un bien para la Iglesia. En esta perspectiva, ciertamente también será un don valioso, para el hoy de la Iglesia, considerar la reciprocidad entre familia e Iglesia: la Iglesia es un bien para la familia, la familia es un bien para la Iglesia. Custodiar este don sacramental del Señor corresponde no sólo a la familia individualmente sino a toda la comunidad cristiana.”
·       Reflexión:
Francisco, en el  encuentro con la Comunidad Carismática del Santo Espíritu, el 1 de junio de 2014 nos cuenta que "Las familias son la Iglesia doméstica dónde Jesús crece, crece en el amor conyugal, crece en la vida de los hijos. Y por esto el enemigo ataca tanto a la familia: “el demonio no la quiere e intenta destruirla, intenta que el amor no se dé. Las familias son esta Iglesia doméstica".
Los vínculos que unen la Iglesia y la familia, hacen de esta última una "Iglesia en miniatura" (Ecclesia domestica).
La Iglesia Madre engendra, educa, y edifica la familia cristiana, practicando la misión de salvación recibida del Señor. Con la Palabra, la Iglesia enseña a la familia su verdadera identidad, lo que es y debe ser según el plan del Señor. Con la celebración de los sacramentos, la Iglesia enriquece a la familia cristiana con la gracia de Cristo. Con la proclamación del mandamiento de la caridad, la Iglesia anima y guía a la familia cristiana al servicio del amor.
La familia cristiana participa de la misión de la Iglesia convirtiéndose en símbolo, testimonio y participación de la maternidad de la Iglesia.
Los esposos tienen dentro de la Iglesia un lugar especial; porque así como componen con su familia una célula viva de la sociedad, del mismo modo, por su sacramento, constituyen una célula viva de la Iglesia: una “Iglesia Doméstica”. Ellos poseen su propio don dentro del pueblo de Dios en su estado y forma de vida.
En esta pequeña Iglesia doméstica los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y han de favorecer la vocación personal de cada uno y, con cuidado especial, la vocación a la vida consagrada.
Los padres de familia son los pastores de la iglesia doméstica y responsables de ese pequeño rebaño que son sus hijos. Para ello han sido llamados  por Dios en la gracia del sacramento. El ejercicio de esta acción pastoral es fundamental para su desarrollado y  crecimiento. En la familia los hijos se forman como personas y pueden crecer en madurez con el aprendizaje del compartir, el respeto por el otro, la donación y el servicio. Como cristianos, en el hogar todos nos educamos en la fe, con la vivencia de los valores evangélicos. La familia es el espacio propio donde todos sus miembros evangelizan y son a su vez evangelizados.
Entre esta Iglesia doméstica y la Iglesia se da una relación recíproca cuyo centro es Cristo. De modo que, así como en la unión de Cristo y su Iglesia ven los esposos un modelo por imitar, de la misma manera en el amor de los esposos ve la Iglesia el signo de su propia unión nupcial con Cristo. Ser pues Iglesia doméstica es ser el lugar donde se edifica la santidad y desde donde el mundo y la Iglesia pueden ser santificados.
3. Actuar
Reflexiona y descubre de qué manera la familia es verdadera iglesia doméstica.
¿Cómo contribuyes a que cada miembro de tu familia participe de la misión de la Iglesia?
¿Puedo hacer que mi familia sea verdaderamente una iglesia doméstica?
¿Qué acciones concretas de evangelización podrían realizar los miembros de mi familia?
 ORACION:
Jesús, María y José, en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado, sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret, haz tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestras suplicas.

Amén

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