Francisco pide a los Misioneros del Sagrado Corazón “expresiones
creativas”
Audiencia A Misioneros Sagrado Corazón (Osservatore © Romano).
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 16 Sept. 2017).- «En actitud de escucha de
cuanto el Espíritu dice hoy a su Iglesia y abiertos a lo que pide la humanidad,
ustedes sabrán tomar de la fuente genuina e inextinguible de su carisma un
nuevo impulso, opciones valientes, expresiones creativas de la misión que se
les ha confiado”.
Esta fue la invitación del papa Francisco al recibir este sábado en el
Vaticano a los participantes del Capítulo General de los Misioneros del Sagrado
Corazón de Jesús.
Precisando que “las condiciones cambiadas del mundo actual con respecto
al pasado y las nuevas instancias del compromiso de evangelización de la
Iglesia, son las condiciones que requieren y hacen posible nuevos modos de
ofrecer el ‘buen vino’ del Evangelio para donar alegría y esperanza a tantos”.
A continuación el discurso del Santo Padre:
«Queridos hermanos,
Os saludo con alegría con motivo de vuestro Capítulo general y doy
las gracias al Superior General por sus palabras. Os habéis reunido para
reflexionar sobre la vida de vuestra congregación, orar y discernir juntos
cuales son los caminos que el Señor os indica para actualizar y dar una
fecundidad renovada al carisma que el Espíritu Santo ha dado a la Iglesia y al
mundo a través de vuestro fundador, el sacerdote Jean Jules Chevalier.
Me parece particularmente significativo el lema elegido para la
preparación que todo el Instituto ha llevado a cabo en vista de este capítulo:
“Tú has guardado el buen vino hasta ahora” (Jn 2, 10). Si por un lado sois
conscientes y gratos del inapreciable patrimonio de proyectos y obras
apostólicas que el carisma ha desprendido en el siglo y medio de vida del
Instituto, gracias a la fidelidad de los hermanos que os han precedido, por el
otro comprendéis muy bien que sus ricos potenciales en beneficio de
la Iglesia y del mundo no se han agotado.
A la escucha de lo que el Espíritu dice hoy a su Iglesia y abiertos a
los interrogantes de la humanidad, sabréis cómo recabar de la fuente genuina e
inagotable del carisma nuevo impulso, decisiones valientes, expresiones
creativas de la misión que os ha sido confiada. Precisamente las condiciones
cambiantes del mundo actual con respecto al pasado y las nuevas instancias del
compromiso de evangelización de la Iglesia, son las condiciones que requieren
y hacen posibles nuevas formas de ofrecer el “buen vino” del Evangelio para dar
alegría y esperanza a tantos.
Si la inspiración original del Fundador era difundir la devoción al
Sagrado Corazón de Jesús, hoy vosotros la entendéis y la actualizáis
expresándola en una variedad de obras y acciones que testimonian
el amor tierno y misericordioso de Jesús por todos,
especialmente por aquellas porciones de la humanidad más necesitadas.
Para poder hacerlo, os invito – como he recordado a menudo a las
personas consagradas – a “volver al primer y único amor”, a mantener los ojos
fijos en el Señor Jesucristo para aprender de él a amar con un corazón humano,
a buscar y cuidar a las perdidas y heridas, a luchar por la justicia y la
solidaridad con los débiles y los pobres, a dar esperanza y dignidad a
los desheredados, a ir a cualquier lugar donde un ser humano espere
ser acogido y ayudado. Cuando os manda como misioneros en el mundo,
este es el primer Evangelio que la Iglesia os confía: mostrar en vuestras personas
y con vuestras obras el amor apasionado y amor tierno de Dios por los
pequeños, los últimos, los indefensos, los descartados de la tierra.
Aunque vuestro su Instituto, al igual que otros, haya sufrido en las
últimas décadas una cierta disminución de sus miembros, el aumento de las
vocaciones en América del Sur, Oceanía y Asia os conforta y os da
esperanza para el presente y el futuro. Así también la formación cristiana
de la juventud, expresión ulterior de vuestro carisma, podrá asegurarse e incrementarse
en las obras del Instituto. ¡Qué urgente es hoy la tarea de educar y acompañar
a las nuevas generaciones para aprender los valores humanos y cultivar una
visión evangélica de la vida y de la historia!
Esta, que muchos definen como una verdadera “emergencia educativa”, es
indudablemente una de las fronteras de la misión evangelizadora de la Iglesia,
hacia la que está invitada a salir toda la comunidad cristiana. En la
estela de lo que han hecho los hermanos que os han precedido y de las obras que
comenzaron, os animo a emprender nuevas iniciativas en esta expresión
específica de vuestro apostolado.
La Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús
cuenta todavía hoy con un buen número de miembros, entre los cuales un
grupo consistente de hermanos religiosos. Y los hermanos, en una
congregación son una gracia del Señor. Por favor, no cedáis al mal del
clericalismo, que aleja al pueblo y especialmente a los jóvenes de la Iglesia,
como he recordado otras veces.
Vivid entre vosotros una verdadera fraternidad que acoge la diversidad y
realza la riqueza de cada uno. No tengáis miedo de continuar e incrementar la
comunión con los laicos que colaboran en vuestro apostolado, haciéndolos
partícipes de vuestros ideales y proyectos y compartiendo con ellos la
riqueza de la espiritualidad que emana de carisma del Instituto. Junto con
ellos y con las hermanas de la congregación femenina, se robustecerá una
“familia carismática” más numerosa, que mostrará mejor la vitalidad y la
actualidad del carisma del Fundador.
¡Que la Virgen María, a la que veneráis con el título de Nuestra Señora
del Sagrado Corazón de Jesús, os tenga siempre cerca de su Hijo, dispuestos a
hacer todo lo que Él os diga, y os custodie con su intercesión maternal!.
Os acompañe también mi bendición, que extiendo a todas vuestras
comunidades. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Gracias!».
No hay comentarios:
Publicar un comentario