Hoy nos preguntamos: ¿qué tipo de personas eran los
Apóstoles? En pocas palabras, podríamos decir que eran "amigos" de
Jesús. Los eligió para que permanecieran con Él, y en la última Cena les llamó
"amigos". Fueron, y pudieron ser, apóstoles y testigos de Cristo
porque eran sus amigos, porque lo conocían a partir de la amistad, porque
estaban cerca de Él, como vemos en el Evangelio de hoy.
Estaban unidos con un vínculo de amor vivificado por el
Espíritu Santo. El Espíritu, el Espíritu Santo, es quien vivifica. Es Él quien
vivifica nuestra relación con Jesucristo, de modo que no sea sólo exterior:
sabemos que Jesús existió y que está presente en el Sacramento de la Eucaristía
(fuente y culmen de la amistad con Jesucristo), pero transforma esta presencia
en una relación íntima, profunda, de amistad realmente personal.
"Permaneced en mi amor, y daréis mucho fruto":
escuchemos esta voz. Cristo no lo dijo sólo hace 2000 años; Él vive y nos lo
dice de nuevo cada día y ahora.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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