Hoy nos preguntamos: ¿por qué Jesús no se ha opuesto con
poder a sus detractores?; ¿por qué no les demostró con vigor irrefutable que Él
es el Resucitado?; ¿por qué se reveló sólo a un pequeño grupo de discípulos, de
cuyo testimonio tenemos ahora que fiarnos?
Es propio del misterio de Dios actuar de manera discreta.
Sólo poco a poco va construyendo su historia en la gran historia de la
humanidad. Se hace hombre, pero de tal modo que puede ser ignorado por sus
contemporáneos, por las fuerzas de renombre en la historia. Padece y muere y,
como Resucitado, quiere llegar a la humanidad solamente mediante la fe de los
suyos, a los que se manifiesta. ¿No es éste acaso el estilo divino? Dios no
atropella con el poder exterior, sino que da libertad; ofrece y suscita amor.
—Señor, Tú llamas con suavidad a las puertas de nuestro
corazón. Quiero abrírtelo para que me hagas capaz de "ver".
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de BenedictoXVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de BenedictoXVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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