Hoy, para guiarnos hacia el reposo, Jesús nos habla de
"su yugo" y de "su carga". Cristo nos está describiendo dos
exigencias del amor. Primera: quien se enamora desea someterse
("sub-yugarse") a la voluntad de la persona amada. Segunda: por este
camino, el amante avanza hacia la identificación con el amado, haciéndose
"cargo" de su bien. Este "yugo" es, precisamente, la Ley de
Dios, una ley que libera.
Emerge ahí el tema de la libertad: el amante pone
voluntariamente su libertad al servicio del amado. En este caso no se pierde la
libertad, sino que se la libera de ataduras y entretenimientos egoístas. La
libertad tiene una orientación (el compromiso con el amado), y por ello está en
contradicción con todo aquello que, aparentando liberar al hombre, en realidad
lo esclaviza.
—Señor, quien rompe la amistad contigo, quien se sacude de
encima tu "yugo ligero", no alcanza la libertad, sino que, por el
contrario, se convierte en esclavo de otros poderes.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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