Hoy, Juan Bautista se "inclina" ante Dios. Es
exactamente lo que hace el Redentor: Dios reside en lo alto, pero se inclina
hacia abajo... El Creador del universo está muy lejos de nosotros: así parece
inicialmente. Pero luego viene la experiencia sorprendente: mira hacia abajo.
Este mirar hacia abajo es un obrar: me transforma a mí y al mundo.
"Dios se inclina": ésta es una palabra profética
que en la noche de Belén ha adquirido un sentido completamente nuevo. El
inclinarse de Dios ha asumido un realismo inaudito y antes inimaginable. Él se
inclina: viene abajo como un niño, incluso hasta la miseria del establo,
símbolo de toda necesidad. El Creador que tiene todo en sus manos, del que
todos nosotros dependemos, se hace pequeño y necesitado del amor humano. ¡Dios
está en el establo!
—Nada puede ser más sublime, más grande, que el amor que
se inclina de este modo. La grandeza de Dios se hace visible cuando se abren
los ojos del corazón ante del establo de Belén.
Fuente: master·evangeli.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario