Hoy, el evangelista Juan, que tantas veces evoca la
pregunta sobre el origen de Jesús, no antepone en su Evangelio una genealogía.
Pero en su "Prólogo" presenta de manera explícita y grandiosa la
respuesta a la pregunta sobre el "de dónde" de Jesucristo: "En
el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la
Palabra era Dios".
Al mismo tiempo, Juan ha ampliado esa respuesta, haciendo
de ella una definición de la existencia cristiana: "A cuantos la
recibieron [la Palabra], les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su
nombre". Es decir, aquellos que creen en el nombre de Cristo reciben por
ello un nuevo origen.
—Igual que, al final, las genealogías se interrumpen
—porque Jesús no fue generado por José, sino que nació realmente de la Virgen
María por obra del Espíritu Santo—, esto mismo vale también para nosotros:
nuestra verdadera "genealogía" es la fe en Jesús, que nos da una
nueva proveniencia, nos hace nacer "de Dios".
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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