Hoy —escuchando el reproche de Jesús a los fariseos—
comprobamos cómo la idea de Dios puede instrumentalizarse y volverse
"mortífera": éste es el peligro que corre la religión. Pero también
una razón que se separa completamente de Dios y quiere confinarlo al ámbito de
lo puramente subjetivo pierde el norte y da lugar a fuerzas destructivas.
Si la ilustración fue en busca de los fundamentos morales
válidos "etsi Deus no daretur" (como si Dios no existiese), hoy
debemos invitar a los agnósticos a que se abran a una moral "si Deus
daretur". Sin este punto absoluto de referencia (Dios), el obrar humano se
pierde en la incertidumbre. Los cristianos estamos llamados no ciertamente a
poner límites a la razón, sino más bien a negarnos a que se la reduzca al
ámbito del hacer.
—Señor, me esforzaré para afirmar la capacidad de nuestra
razón para percibir lo que es bueno y a Aquel que es Bueno. Sólo así libraremos
la auténtica batalla a favor del hombre y contra la inhumanidad.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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