Hoy, Jesús nos muestra los "itinerarios" de la
oración. Ser hombre significa esencialmente "relación con Dios", y,
por tanto, hablar con Él y escucharle. Nuestra oración puede y debe brotar de
nuestro corazón, pero siempre necesitamos del apoyo de las oraciones vocales
recibidas de la tradición piadosa (particularmente, los "Salmos").
En efecto, sin estas ayudas para la oración, nuestra
plegaria personal se hace subjetiva y termina por reflejar más a nosotros que
al Dios vivo. ¡Es fundamental oír y guardar su Palabra! Normalmente, el
pensamiento se adelanta a la palabra (primero tenemos una idea y, después,
buscamos la palabra para expresarla). Pero en la oración litúrgica en general,
sucede al revés: la palabra, la voz, nos precede, y nuestro espíritu tiene que
adaptarse dócilmente a ella.
—Señor, los hombres por nosotros mismos no sabemos pedir
lo que conviene. Por eso, Tú has venido en nuestra ayuda y con las palabras de
oración que nos has dejado podemos conocerte poco a poco y ponernos en camino
hacia ti.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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