Presbítero Capuchino.
Martirologio Romano: En Turín, en la región del Piamonte,
san Ignacio de Sandone (Lorenzo Mauricio) Belvisotti, presbítero de la Orden de
Hermanos Menores Capuchinos, asiduo en atender a penitentes y en ayudar a
enfermos (1770).
Fecha de canonización: Fue canonizado por el papa
Juan Pablo II el 19 de mayo del 2002.
Ingresó en la Orden capuchina a la edad de 30 años, siendo
ya sacerdote, para vivir la alegría de la obediencia. Destacó por su celo y
asiduidad en la administración del sacramento de la penitencia y en la
dirección de las almas, y por su sabiduría y prudencia en la formación de los
novicios. Lo beatificó Pablo VI en 1966, y lo canonizó Juan Pablo II en el 2002.
Nació el 5 de junio del año 1686 en la localidad de
Santhià (Sandone), Santa Ágata, provincia de Vercelli (Italia). Ese mismo día
fue bautizado con los nombres de Lorenzo Mauricio. Era el cuarto de los seis
hijos del matrimonio formado por Pier Paolo Belvisotti y María Elisabetta
Balocco.
Al morir su padre, cuando él tenía siete años, su madre lo
encomendó a un piadoso sacerdote, pariente suyo, que se encargó de su formación
intelectual y espiritual. Luego ingresó como seminarista en la colegiata de su
pueblo. Hizo sus estudios superiores en la ciudad de Vercelli, y fue ordenado
sacerdote en el otoño de 1710.
Al inicio, aceptó la propuesta de ser capellán instructor
de una familia noble de Vercelli, los Avogadro, sin descuidar sus deberes
estrictamente religiosos: colaboraba en las misiones populares organizadas por
los jesuitas, entre los cuales escogió a su director espiritual, el P.
Cacciamala.
En 1713 rehusó el cargo de canónigo rector de la colegiata
de Santhià. En 1715 aceptó desempeñar el ministerio pastoral en una parroquia,
pero un debate jurisdiccional sobre el nombramiento resultó providencial para
su futuro, pues lo impulsó a dejar la sotana clerical para vestir el sayo
capuchino.
El 24 de mayo de 1716, al ingresar en el convento
noviciado de la Orden de Frailes Menores Capuchinos de Chieri (Turín), Lorenzo
Belvisotti tomó el nombre de fray Ignacio de Santhià.
Después del noviciado y de la profesión religiosa solemne,
fue prefecto de sacristía, director de acólitos y confesor, trabajando
apostólicamente con un celo extraordinario.
En 1731 el capítulo provincial le encomendó la formación
de los candidatos a la vida capuchina como maestro de novicios en el convento
de Mondoví (Cuneo). Con gran acierto supo sostener a los novicios en las
pruebas más arduas.
En agosto de 1744 fue enviado como capellán de las tropas
del rey de Cerdeña, Carlos Emanuel III, durante la guerra contra las armadas
franco-españolas (1744-1747). Con gran caridad asistía a los militares heridos
o contagiados en los hospitales militares de Asti, Alessandria y Vinovo.
Restablecida la paz, fue destinado al convento del Monte
de los Capuchinos, en Turín, donde residirá veinticinco años, hasta su muerte.
Dividía su actividad entre el convento y la ciudad. Cada
domingo explicaba la doctrina cristiana y la regla franciscana a los hermanos
legos y cada año dirigía los ejercicios espirituales a su comunidad. En la
iglesia era el confesor más solicitado. También realizaba un apostolado fecundo
bendiciendo en sus casas a las personas que ya no podían acudir a él hasta el convento.
Los milagros se iban multiplicando y el pueblo lo bautizó
como «el Santo del Monte». A su convento acudían innumerables personas,
sencillas e ilustres, atraídas por su fama de santidad, entre ellas muchos
miembros de la casa real de Saboya. El cardenal arzobispo le pedía con
frecuencia que le diera a conocer los casos de personas más necesitadas, para
prestarles ayuda.
Murió el 22 de septiembre de 1770, a los 84 años, en la
enfermería del convento, donde se hallaba desde hacía un año.
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