Beirut (Agencia Fides) - “Al esperar al Papa, el Líbano
vuelve a experimentar la grandeza y la belleza de su vocación nacional: la de
un país en el que las diferentes identidades quieren vivir juntas en el respeto
mutuo”.
El Arzobispo Gabriele Giordano Caccia, Nuncio Apostólico
en Beirut, sitúa en este marco el incremento de signos positivos provocados en
todo el país por la inminente visita de Benedicto XVI (14-16 de septiembre), ya
antes de que comience.
El representante papal en el país de los cedros esboza
para Fides las “grandes expectativas” que viven los cristianos, pero también
todos los demás componentes de la variada sociedad libanesa, y que han
expresado a través de muchos “signos de reconocimiento enviados por los
sunitas, chiítas, drusos, alauitas”.
Mientras que surgen por todas partes las imágenes del Papa
junto con banderas libanesas y vaticanas, en las primeras páginas de los
periódicos se lee el lema de la visita: “Os doy mi paz”. Una frase evangélica -dice
monseñor Caccia– que corresponde plenamente a las expectativas de la gente de
esta tierra”. Junto a estos signos externos, el Arzobispo informa de la
realidad de oración e invocación a Dios que se eleva de forma capilar desde
todo el Líbano:
“Se está realizando en las iglesias del país una novena
especial para preparar la visita del Papa. Se han llevado a cabo cinco grandes vigilias comunitarias en
cinco zonas diferentes del país, junto con muchas iniciativas de encuentros e
intercambio entre cristianos y musulmanes. A todo esto se unirá la vigilia
programada la tarde del miércoles en Beirut, momento en el que dos procesiones
saldrán de los barrios cristianos y otras dos de los barrios musulmanes y
confluirán en el parque dedicado a la Virgen María”.
La visita del Papa llega en un momento delicado en el que
el frágil equilibrio político del país está siendo puesto a la prueba por lo
que está sucediendo en Siria y por los problemas sociales agravados por la
crisis económica.
Mons. Caccia muestra los antídotos ante cualquier
interpretación reduccionista en clave política de las acciones y palabras de
Benedicto XVI:
“Tal vez habrá quién trate de acaparar uno u otro aspecto
de la visita papal. Pero será beneficioso para todo el mundo el tener en cuenta
el amplio horizonte de la visita del Papa, que mira hacia todas las
problemáticas del Oriente Medio y no solo a la situación política en el Líbano.
La Exhortación Apostólica Post-sinodal que el Papa entregará a los Obispos de
Oriente Medio seguramente contiene sugerencias y recomendaciones que luego
serán traducidas por las iglesias locales en cada contexto particular en el
campo educativo, económico, social, de ayuda humanitaria, e incluso político.
Entre otras cosas, desde el momento del Sínodo sobre Oriente Medio hasta la
fecha, el panorama global de esta zona ha visto y sigue viendo grandes cambios,
a menudo convulsivos”.
Ante la presión de los que piden que la Iglesia “tome una
postura” sobre el conflicto de Siria y a los levantamientos del Oriente Medio,
Mons. Caccia repite los criterios de discernimiento que inspiraron la mirada de
la Santa Sede ante la evolución de los acontecimientos. Según el Nuncio del
Líbano es necesario “escuchar las intervenciones que Benedicto XVI ha dedicado
en los últimos tiempos a lo que está sucediendo en Oriente Medio, hasta llegar
a las palabras pronunciadas tras el Ángelus del domingo pasado. El primer dato
a tener en cuenta es el sufrimiento de la gente. Es necesario que todas las
fuerzas involucradas pongan fin a la espiral de violencia para hacer avanzar la
situación en otras direcciones, involucrando a todos los actores en juego a
través de una iniciativa clara de la comunidad internacional. La primera
iniciativa de mediación dirigida por Kofi Annan, lamentablemente fracasó, pero
sus argumentaciones están todavía sobre la mesa. Por otra parte hay que tener
en cuenta que en el asunto sirio, además de los factores en escena, también se
está produciendo un re-posicionamiento global de los ejes de fuerza
regionales”. Incluso mirando a este escenario global, las acusaciones lanzadas
contra los cristianos del Oriente Medio de apoyar a los regímenes autoritarios
resultan completamente fuera de lugar. Mons. Caccia declara a Fides: “Siempre
tenemos que estar del lado de aquellos que buscan el respeto y la aplicación de
los principios de la libertad y la dignidad humana. Pero este apoyo siempre
debe tener en cuenta la realidad efectiva. Como dijo el Patriarca maronita
Béchara Boutros Raï, los cristianos no sostienen los regímenes autoritarios,
pero temen la disolución de los Estados. Existe el temor de que todo precipite
hacia escenarios similares a los iraquíes, con la ausencia total de cualquier
mínima seguridad en la vida cotidiana. Todos temen que se pierda ese orden
civil que garantiza los criterios mínimos de supervivencia. Por ello, aunque
sea difícil, es necesario que la comunidad internacional busque todos los
caminos posibles para que las fuerzas que actúan pongan fin al libre arbitrio
de la violencia. La alternativa es la del sufrimiento y el dolor para todos. La
violencia no respeta a nadie. Se puede ver también en la triste historia de los
refugiados que pertenecen indistintamente a todos los grupos religiosos”.
(GV) (Agencia Fides 12/9/2012)
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