domingo, 30 de septiembre de 2012

“La Nueva Evangelización para la transmisión de la Fe Cristiana”


Como preámbulo al inicio del “Año de la Fe”, que será este 11 de octubre, se llevará a cabo en Roma, la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, del 7 al 28 de octubre, y que tendrá como tema: “La Nueva Evangelización para la transmisión de la Fe Cristiana”, como lo anunció el Papa Benedicto XVI, al clausurar los trabajos de la Asamblea Especial para Medio Oriente del Sínodo de los Obispos.

La convocatoria a esta Asamblea Sinodal tiene lugar en un momento particularmente significativo para la Iglesia Católica, ya que durante su desarrollo se celebrará, en efecto, el 50º aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, el 20º aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica y se abrirá el Año de la Fe, convocado por el Papa Benedicto XVI. Por lo tanto, el Sínodo será una ocasión propicia para poner en evidencia la necesidad de conversión y la exigencia de santidad que todos estos aniversarios estimulan; el Sínodo será el lugar en el cual se podrá asumir seriamente y lanzar de nuevo aquella invitación a redescubrir la fe que, después de haber germinado en el Concilio Vaticano II y de haber sido retomada una primera vez en el Año de la Fe convocado por Pablo VI, nos ha sido nuevamente propuesta hoy por el Papa Benedicto XVI.


Con la intención de facilitar la preparación específica de este evento fueron redactados los lineamentos. Además se han recibido las observaciones de algunos Obispos, sacerdotes, miembros de institutos de vida consagrada, laicos, asociaciones y movimientos eclesiales. Un proceso de preparación muy participado que confirma el interés que el tema elegido por el Santo Padre ha suscitado en los cristianos y en la Iglesia de hoy.

Mucho se ha subrayado sobre la urgencia de un encuentro de todos, para evaluar cómo la Iglesia vive hoy su originaria vocación evangelizadora, frente a los desafíos con los cuales está llamada a confrontarse. Muchas Iglesias particulares, así como diversas Conferencias Episcopales y Sínodos de las Iglesias Orientales se encuentran actualmente empeñados, en un proceso de verificación de las propias prácticas del anuncio y del testimonio de la fe. Las respuestas han ofrecido una lista abundante de iniciativas. En varias Iglesias particulares se han escrito documentos y se han pensado proyectos pastorales, se han imaginado iniciativas de sensibilización y de sostén, se han creado centros de formación para cristianos llamados a comprometerse en estos proyectos.

Frente a estas iniciativas, la convocación sinodal ha sido vista como una ocasión propicia para crear un momento unitario y católico de escucha, de discernimiento y, sobre todo, para dar unidad a las opciones que han de hacerse. Se espera que esta Asamblea sinodal sea un evento que pueda infundir energías a las comunidades cristianas y pueda ofrecer también respuestas concretas a las múltiples exigencias que surgen hoy en la Iglesia respecto a su capacidad de evangelizar.

La convocatoria al Sínodo sobre la nueva evangelización y la transmisión de la fe se ubica dentro de esta voluntad de reanimar el fervor de la fe y el testimonio de los cristianos y de sus comunidades. La decisión de concentrar la reflexión sinodal en este tema es, en efecto, un elemento que ha se ser considerado dentro de un plan unitario, cuyas etapas recientes son la creación de un dicasterio para la promoción de la nueva evangelización y la convocación del Año de la Fe. Por lo tanto, se espera que a partir de la celebración del Sínodo crezcan en la Iglesia el coraje y las energías a favor de una nueva evangelización, que lleve a redescubrir la alegría de creer, y ayude a encontrar nuevamente entusiasmo en la comunicación de la fe.

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