Día litúrgico: 10 de febrero: Santa Escolástica, virgen
Texto del Evangelio (Lc 10,38-42): En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».
Comentario: Rev. D. Emilio GALÁN Mañas (La Guaira, Venezuela).
«Le recibió en su casa»
Hoy, en el día de santa Escolástica, el Evangelio nos presenta la actitud contrapuesta de dos mujeres, hermanas, que han quedado en la Iglesia como un símbolo. Una ocupada en los menesteres de la casa; otra, a los pies del Señor, escuchando su palabra. Son dos hermanas, Marta y María, que no pueden separarse. Son dos actitudes que no podemos disociar. Cada día es más necesario que en todo cristiano coexistan las dos: el trabajo intenso y la contemplación. Las dos actitudes aparecen bien definidas entre una y otra. Marta la activa, María la contemplativa. Los dos modos de ser que definen a las personas en la vida espiritual.
Marta «le recibió en su casa» (Lc 10,38). Esta frase aparece en varios lugares de la Sagrada escritura. Dichosa esta mujer que recibió al Señor. Ojalá pudiera decirse lo mismo de nosotros, que recibimos al Señor en nuestra casa, en nuestra alma. Así lo hacemos cuando defendemos su doctrina sin vergüenza, cuando no nos avergonzamos de proclamar el Evangelio de palabra y de obra. Servimos al Señor cuando nos esforzamos en vivir las exigencias de nuestra religión. Digamos como Josué: «Yo y mi casa serviremos siempre al Señor Dios» (Jos 24,15).
Celebramos hoy la memoria de santa Escolástica, hermana de san Benito, fundador del primer monasterio de hombres en occidente. Escolástica nació en Nursia (Italia) en el año 480. Quiso también fundar, a los pies de Montecasino, un convento para mujeres. Ella, como María, escogió la contemplación.
San Gregorio Magno cuenta de santa Escolástica que, «consagrada al Dios omnipotente ya desde la época de su infancia, acostumbraba a visitar a su hermano una vez al año» y que pasaba mucho tiempo en santas conversaciones con él. Aprendamos de esta santa a elevar nuestras conversaciones a un tono espiritual y que también como ella sepamos, aún viviendo en el mundo, ser contemplativos.
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