Lectura
del santo evangelio según san Mateo 7,6.12-14
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No deis lo santo a los perros, ni les
echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para
destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto
consiste la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la
puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos
entran por
ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida!
Y pocos dan con ellos.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
No haya
disputas entre nosotros dos, somos hermanos
En la
lectura del Génesis vemos a Abrán y Lot, tío y sobrino con sus inmensas riquezas,
tanto que no cabían juntos. Abrán dijo a Lot no haya disputas entre nosotros.
El prefirió dar a su hermano la preferencia al escoger adonde quería ir. Su
corazón era desprendido de los bienes materiales, nada valía la pena como para
enemistarse con su hermano, fomenta la paz y las buenas relaciones entre ellos,
nada le importa porque tiene puesta su confianza en Dios que le hizo una
promesa que ahora le reafirma: “Toda la tierra que abarques con tu mirada te la
daré a ti y a tus descendientes”.
Por otro
lado, vemos a Lot, que posiblemente como cualquiera de nosotros al darnos a
escoger, escogemos lo mejor, tierras regadas para los sembríos, parecían un
jardín, se deja llevar por su instinto de supervivencia. Nunca se hubiera
imaginado que su deseo de lo mejor llevaría a la destrucción al tener unos
vecinos que pecaban gravemente contra el Señor. Cuando fue destruida Sodoma y
Gomorra, si Abrán no hubiera intercedido, Lot hubiera perecido, perdió a su
esposa, que terminó como estatua de sal, al mirar atrás, perdió sus bienes tan
numerosos; le quedaron sus hijas. Así también nos puede pasar a nosotros tantas
veces fascinados por los lujos, comodidades, tantas conciencias vendidas por
dinero haciendo sobornos, tantas personas esclavizadas en vicios; situaciones
de las cuales difícilmente se puede salir. Hemos de vivir dignamente, sobre
todo como Abran, sin poner la confianza en nosotros mismos ni en lo que
tenemos, nuestra confianza debe estar en Dios; busquemos su bendición como
Abran, nuestro padre en la fe.
El Salmo
nos indica pasos prácticos para poder hospedarnos en la Tienda del Señor, estar
en su casa, estar con Él que consiste en “tratar a los demás como quieres que
te traten a ti” y mejor aún, “amar como Cristo nos amó”.
¡Qué
estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida!
El
Evangelio de hoy nos presenta dos partes: “No deis lo santo a los perros, ni
les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán
para destrozaros”. Esta perícopa hemos de situarla en el contexto del
Evangelio de San Mateo que escribe para una comunidad judía. La enseñanza que
podemos recoger es que hemos de discernir con sabiduría el modo de entregar el
don de la gracia que hemos recibido para que sea acogido con respeto y
dignidad.
La
segunda parte del evangelio de hoy nos habla de entrar por la puerta estrecha.
Aquí se refleja lo que vimos entre Abran y Lot. La puerta espaciosa es como el
vergel que escogió Lot.
La puerta
por la que entramos al redil del Señor es estrecha ¿Qué podemos hacer para
entrar por allí? Don Miguel de Unamuno escribe con su bella poesía que
habla de la puerta y dice así:
Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar.
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar.
Lo
primero, aunque no lo expresa es que tiene el deseo de pasar por allí. Lo
importante es que tomemos la decisión de entrar. Somos libres para decidir.
Optemos por lo que nos llevará a lo que de verdad es bueno para nosotros y para
los demás. Que estemos dispuestos a dar el paso a hacernos “como niños” porque
de ellos es el Reino de los cielos. Si de verdad lo queremos, el Señor nos
ayudará y también hemos de pedírselo y nos achicará por la humildad y del amor
a la vez, la puerta se agrandará por Su amor y Misericordia.
Es igual,
que la puerta se agrande o que nosotros nos achiquemos, pero lo más importante
es que somos nosotros quienes tenemos de quererlo y buscarlo.
Que
seamos muchos o mejor, que seamos “todos” quienes queramos entrar.
¿En quién
he puesto mi confianza?
¿En qué
experimento que la puerta es estrecha para mí?
Noviciado Federal de la
Inmaculada
Monjas Dominicas – Valencia
Monjas Dominicas – Valencia
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
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