Lectura
del santo evangelio según san Mateo 10,7-13
Id y
anunciad que el reino de los cielos está cerca. Sanad a los enfermos, resucitad
a los muertos, limpiad de su enfermedad a los leprosos y expulsad a los
demonios. Gratis habéis recibido este poder: dadlo gratis.
“No llevéis oro ni plata ni cobre ni provisiones para el camino. No llevéis ropa de repuesto ni sandalias ni bastón, pues el obrero tiene derecho a su sustento.
“Cuando lleguéis a un pueblo o aldea, buscad a alguien digno de
confianza y
quedaos en su casa hasta que salgáis de allí. Al entrar en la casa, saludad a
los que viven en ella. Si la gente de la casa lo merece, la paz de vuestro
saludo quedará en ella; si no lo merece, volverá a vosotros.“No llevéis oro ni plata ni cobre ni provisiones para el camino. No llevéis ropa de repuesto ni sandalias ni bastón, pues el obrero tiene derecho a su sustento.
“Cuando lleguéis a un pueblo o aldea, buscad a alguien digno de
Reflexión
del Evangelio de hoy
"Id,
proclamad, curad, resucitad, limpiad, arrojad, DAD". En estos verbos está
contenida la misión de nuestra vida: para esto hemos nacido y hemos venido al
mundo, (cf. Jn 18, 37) Esta tarea, encabezada por los apóstoles y
sus sucesores, compete a todo cristiano. Nadie está exento. Todos debemos
extender el reino, dando gratis lo que recibimos gratis.
El mundo
tiene preguntas, necesidades y problemas sin responder; y nosotros tenemos la
respuesta, la solución única y definitiva: Jesucristo. Él es la medicina que
necesita, la vida, la pureza, la libertad, el Bien supremo. ¿Cómo quedarnos
callados? No, no hay lugar para la pasividad.
El amor a
Dios, el amor a todos los hombres, el amor al Reino, son una misma cosa. Y son
el fuego que Jesucristo trajo a la tierra. Este fuego impulsó la existencia de
san Bernabé, cuya memoria celebramos hoy. La Escritura dice que él fue
" hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y fe" (Hch 11, 24).
Haciendo
honor a su nombre, fue exhortación y consuelo para muchos y con su ejemplo y
palabra, con su fe generosa y su docilidad al Espíritu, consiguió que
multitudes se adhirieran a Jesucristo y permanecieran unidos a Él. Amó, luchó y
sufrió por nuestro Señor, por el Evangelio, por los creyentes, y animó a otros
a hacer lo mismo (a San Pablo y al evangelista San Marcos, por citar algunos
ejemplos).
Estaba
lleno del celo que le transmitieron los apóstoles y que éstos habían recibido
del Maestro. Esta pasión no se ha extinguido: aún hoy corre por las venas de la
Iglesia, arde en su corazón de Esposa y Madre. ¿Quema nuestros corazones?
¿Podemos decir con san Pablo "Ay de mí si no anuncio el Evangelio",
"No he ahorrado medio alguno para predicar la fe en Nuestro Señor
Jesucristo", "no me importa la vida, lo que me importa es completar
mi carrera y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del
Evangelio, que es la gracia de Dios"? Si nuestra vida no grita esto, ¿en
qué la estamos gastando?
Que el
ejemplo de Bernabé, santo varón, digno de ser contado entre los apóstoles, nos
lleve a vivir de manera renovada nuestra vocación misionera y que, como pide la
liturgia hoy, seamos encendidos en la llama del amor del Señor y llevemos a
todos la paz y la luz del Evangelio con nuestras palabras y obras.
Monasterio Ntra. Sra. de la
Piedad - MM. Dominicas
Palencia
Palencia
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
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