Lectura
del santo evangelio según san Mateo 5,43-48
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu
prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros
enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre
que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la
lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio
tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a
vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también
los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es
perfecto.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Cristo
por vosotros se hizo pobre
Dicen los
medios que en este mundo la distancia entre ricos y pobres se va haciendo cada
vez mayor. Aumenta el número de millonarios que viven en el lujo y, en cambio,
la proporción en torno a la pobreza es multimillonaria y avanza a pasos
gigantescos; por ello las figuras del rico Epulón y el pobre Lázaro
siguen de actualidad. Pobreza material y espiritual, porque quien no tiene
seguro el pan de cada día queda sujeto a la precariedad que trata de superar.
El espíritu humano, como el cuerpo, queda famélico. Y el rico, embotado en su
abundancia y codicia, permanece ciego para el destino de su alma.
¡Alaba,
alma mía, al Señor! Nos invita el salmista, porque en El está la salvación de
las injusticias de los poderosos que trata a los hombres y mujeres como cosas,
como objeto de mercado. Cansados, agostado el ánimo y sin esperanza, los hechos
que relata la 1ª lectura de Corintios (2Cor 8,1-9) son el rocío que el Espíritu
Santo derramado en Pentecostés, hace volver a la vida a los oprimidos. A los
hambrientos, cautivos, ciegos, peregrinos de por vida… Hay vida a pesar de esta
vida. Y se nos viene a la memoria Pedro: “Te doy lo que tengo”. No tiene nada,
solo el don que se le ha concedido: Jesucristo, la caridad, una entrega
generosa porque generoso fue quien la puso en su corazón - en el nuestro: os
doy mi cuerpo y mi sangre.
Amar sin
límites
El
evangelio es la identidad del cristiano, y la liturgia de la palabra de
hoy nos invita a la contemplación del ser de Dios hasta en lo más profundo de
nuestras entrañas. La caridad es un vivir en el exceso, “hacia la vocación del
exceso” (como nos recordaba hace poco fr. Jesús Díaz O.P.), que rompe los
límites de la Ley y de la Razón…, que lo abarca todo y lo comprende todo. El
evangelio de hoy es clarificador, disipador de cualquier duda, pedagogo
incomparable de nuestra vocación cristiana: si el amor de Cristo está en
nosotros, ha de estar en todos los seres y acontecimientos con los que
tomamos contacto en cada momento. Si discriminamos, si hacemos acepción
de personas según criterios culturales, si ponemos límites a ese amor
universal, seguiremos amando como los paganos o publicanos. Nuestro ser en
Cristo nos viene dado por el horizonte de nuestro amor, si va más allá de
los “nuestros” y si los puntos cardinales de nuestra frente se han convertido
en la rosa de los vientos que apuntan en cualquier dirección. La mayor parte de
las veces amamos a quien se lo merece, olvidando que nuestra vocación es llevar
el amor de Dios allá donde solo han conocido el amor humano.
En
definitiva – y volviendo al principio-, la misericordia, la compasión, la
generosidad y entrega de la propia persona…, rompen todas las cadenas que sufre
en su actual cautiverio el Pueblo rescatado por el Señor. Pablo no sale de su
asombro por la conducta de las iglesias de Macedonia, que transmite a los
Corintios y, por supuesto, a nosotros como medio de vencer la pobreza y la
indiferencia, ya que Cristo por nosotros se hizo pobre para que fuéramos ricos.
Proclamamos
así: ¡Alaba, alma mía, al Señor!
¿Somos
capaces de hacernos pobres, para poder enriquecer a nuestros hermanos?
Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio de la Encarnación (Alcalá la Real)
Monasterio de la Encarnación (Alcalá la Real)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/18-6-2019/
No hay comentarios:
Publicar un comentario