Lectura
del santo evangelio según san Mateo 6,19-23
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde
la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los
roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los
coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí
está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu
cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a
oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Si hay
que presumir, presumiré de lo que muestra mi debilidad
El texto
de la carta de San Pablo nos muestra el contraste entre los méritos que la
sociedad considera importantes en las personas, esos que las hacen poderosas e
influyentes hasta tal punto que sirven para dominar el mundo y… los suyos, que
solo muestran, por contraste, debilidad, vulnerabilidad: “si hay que presumir,
presumiré de lo que muestra mi debilidad”. Para Pablo, el verdadero mérito del
cristiano es dar la vida por el Señor Jesús. Solo Él tiene que ser enaltecido y
convertirse en referencia de vida.
Este
texto debe hacernos reflexionar en el peligro de la autorreferencia en la
Iglesia a todos los niveles. No pocas veces nos atribuimos méritos que bien
sabemos no son nuestros, pero nos gusta el reconocimiento a nuestras buenas
obras y de esta manera ocultamos o subordinamos a nuestros intereses al propio
Cristo. Puede ser comprensiblemente humano, propio de la religión en que se ha
convertido la fe… pero no es cristiano.
Atesorad
tesoros en el cielo
En la
línea de la primera lectura, el texto del Evangelio, justamente detrás del
padrenuestro, quiere ser una reflexión de la primera bienaventuranza: “Dichosos
los pobres en el espíritu” o “los que eligen ser pobres” en una luminosa
versión de Juan Mateos. El concepto de pobreza, sin negar en absoluto su
dimensión social, que sigue siendo un escándalo en nuestro mundo, tiene en San
Mateo un sentido más espiritual. El pobre es el “anawin”, aquel que es el que
solo necesita del Señor para vivir porque es su único y verdadero tesoro.
El tema
de las riquezas es una constante en el discurso de Jesús y la primera condición
para ser su discípulo. Él llama y exige la radicalidad de vida. Mi tesoro es lo
que realmente me da plenitud y felicidad, lo que da sentido a mi existencia,
como esa luz que te hace “ver” aunque te parezca todo claro y radiante. El
problema es que creemos que estamos viendo y los ojos de nuestra pretendida fe
están oscuros: Pablo se dio cuenta de su ceguera cuando Jesús le salió al
encuentro en el camino de Damasco… ¿Y nosotros? ¿Reconocemos nuestra ceguera?
No son
pocos los que critican a la Iglesia por sus riquezas y, aunque existen razones
justas para entender que los tesoros artísticos son patrimonio de la humanidad
y que los recursos económicos son necesarios para el mantenimiento organizativo
y de gestión, para la independencia respecto a los estados… lo cierto es que no
solo la institución, sino que son muchos los católicos a los que nos parece
“poco práctico”, temerario e insensato elegir la pobreza con la radicalidad que
Jesús nos pide cuando nos llama, y a todos lo hace, a la Fe, a “su” Iglesia… no
a la nuestra.
¿Es para
mí Jesús y el Reino el tesoro de mi vida o una más de las “riquezas” que me
rodean?
¿He
tenido conciencia, como Pablo, de cuales son mis verdaderos méritos como
cristiano?
“ ¿A qué
pobreza me llama el Señor en mi vida actual?
D. Carlos José Romero Mensaque,
O.P.
Fraternidad Fray Bartolomé de las Casas (Sevilla)
Fraternidad Fray Bartolomé de las Casas (Sevilla)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/21-6-2019/
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