Lectura
del santo evangelio según san Mateo 5, 27-32
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído el mandamiento "no
cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada
deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te
hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado
entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala,
porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está
mandado: "El que se divorcie de su
mujer, que le dé acta de repudio."
Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza,
la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
No temas,
el Señor está contigo
Muchas
veces nos sentimos agobiados, acorralados, acosados por los problemas. Hay días
en que uno no sabe por dónde salir y lo ve todo negro. No nos damos cuenta de nuestra
pequeñez y nos olvidamos de que no estamos solos, de que en nuestro camino por
la vida siempre está el Señor a nuestro lado. Nos parecemos a los discípulos de
Emaús, que teniendo a Jesús con ellos no lo veían. Aunque nos creemos grandes y
autosuficientes en realidad somos muy pequeños y necesitamos ayuda.
San Pablo
es muy elocuente al decir que una cosa tan grande como es el Ministerio
Apostólico lo llevamos en vasijas de barro, un recipiente frágil y humilde,
precisamente porque es gracias a Dios que podemos cargar con tanta grandeza. Él
siempre está junto a nosotros aún en los peores momentos. Es muy importante que
lo recordemos cada día, de esa manera nuestra carga será más ligera, nuestros
problemas tendrán mejor solución y hasta la muerte nos parecerá liviana porque
“Mientras vivimos continuamente nos están entregando a la muerte por causa de
Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne
mortal”. La Resurrección de Cristo debe ser nuestra bandera y nuestra fuerza.
Debemos
anhelar un pensamiento limpio
Qué fácil
es pecar con el pensamiento y que poca atención le ponemos a este tipo de mal.
Muchas veces la cabeza se nos dispara en ideas absurdas y perniciosas sin
darnos cuenta de que, poco a poco, van minando nuestra alma y enturbian nuestro
corazón. Cristo nos los advierte en este pasaje mientras aprovecha para
explicar a los Discípulos la Ley de Moisés en lo tocante al divorcio. Cuando
tenemos un mal pensamiento solo lo conocemos nosotros sin pensar que Dios
también lo percibe, y es que muchas veces nos olvidamos de que el Padre está
pendiente de sus criaturas en todo momento. Diría aún más: apartamos a Dios de
nuestro pensamiento para creernos más libres. Vivimos en unos tiempos en los
que todo lo relativizamos, hasta el pecado. Parece que eso de “pecar” era cosa
de nuestras abuelas y estamos cayendo en la soberbia más descarada. El pecado,
el mal, es igual de grave en todos los tiempos, es dar la espalda a Dios y a
los demás, de ahí las duras palabras de Jesús…” más vale que te arranques el
ojo”.
¿Y qué
decir del divorcio? Actualmente parece que no nos tomásemos en serio el
Sacramento del Matrimonio y por eso tampoco se le da importancia a su
disolución. Un divorcio es un fracaso provocado, en muchas ocasiones, por no
ponernos en manos de Dios y pedir su ayuda. Creemos (en nuestra soberbia una
vez más) que lo podemos todo nosotros solos y nos olvidamos de que sin El
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo somos muy poca cosa.
Nunca
debemos apartarnos de Dios, necesitamos de su ayuda tanto en nuestra debilidad
como en nuestra vida cotidiana. Oración y reconciliación son la fórmula de una
vida mejor y más plena.
D. Luis Maldonado Fernández de
Tejada, OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/14-6-2019/
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