Lectura
del santo evangelio según san Mateo 5, 38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
-«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla,acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»
-«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla,acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
“Ahora es
el tiempo de la gracia, ahora es el tiempo de la salvación”
Es relevante el “ahora”
reiterado. Es un ahora difícil. Es un ahora de “luchas e infortunios,
golpes y cárcel, de fatigas, de noches sin dormir y días sin comer”. Y sin
embargo es un “ahora” de gracia, de salvación. ¿A qué se debe que sea ahora de
gracia y de salvación un tiempo tan duro? No es masoquismo de quien busca la
salvación en el dolor desnudo. Es confianza en la “verdad del
mensaje” y en “la fuerza de Dios”.
La actitud no es la resignada de
quien sufre pasivamente; sino que Pablo “empuña con la derecha y con la
izquierda las armas de la salvación”. Proclaman así el mensaje de la verdad,
aunque por eso les consideren impostores; son afligidos, pero siguen vivos;
carecen de todo, pero enriquecen con su mensaje, con la fuerza de la verdad…
Así se fue abriendo paso la fe cristiana.
Es un aviso a quienes encontramos
dificultades en cualquier peripecia negativa para no vivir de acuerdo de ella,
no profesarla en público. Para aquello que denunciaba Pablo de “avergonzarse
del evangelio”. Y ello porque no percibimos la gracia en el “ahora” de nuestro
vivir o porque ponemos la salvación, o sea, ser lo que hemos de ser: seres
humanos al modo que los entiende el evangelio, no en la verdad, sino en la posverdad,
, que es la verdad fácil de aceptar por todos, o la que imponen nuestros
interese menos nobles, más cobardes.
“A quien
te pide dale, a quien te pide prestado no lo rehúyas”
Claro que el Evangelio de Jesús
es exigente. Él era consciente de ello. Si la ley del talión había sido un
avance para que la condena o la venganza no superara la ofensa, no se dejará
ciego a quien te ha dejado tuerto, sin dentadura a quien te ha roto un diente…;
en el mensaje de Jesús queda corta.
La ley que ha de imperar es la
del perdón y la confianza. Es una expresión contundente la del texto
evangélico. No se trata de tomarla literalmente; pero el mensaje es claro. Lo
que hemos de buscar es la convivencia pacífica. Para ello todos han de ceder en
algo.
La convivencia humana no la
conforman personas perfectas, sino pecadoras. Es una convivencia de
reconciliación continua: en la familia, en la sociedad, en las comunidades
religiosas. La palabra “reconciliar” expresa que toda comunidad ha de estar
siempre en proceso de conciliar, de ajustar la convivencia de quienes vivimos
en los mismos espacios y tiempos.
Ninguna forma de convivencia se
consolida sin espíritu permanente de reconciliación. Reconciliación que se
apoya en la generosidad del ser. Construimos comunidad en la medida que somos
generosos. Sin generosidad nos reducimos a consumirla y agotarla.
Fray Juan José de León Lastra
Convento de Ntra. Sra. de Atocha (Madrid)
Convento de Ntra. Sra. de Atocha (Madrid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
No hay comentarios:
Publicar un comentario