Hoy, Jesús contrapone a las disposiciones de la
"Torá" una nueva radicalidad de la justicia ante Dios: no sólo no
matar, sino salir al encuentro del hermano con el que se está enfrentado para
buscar la reconciliación; no sólo igualdad en el derecho ("ojo por ojo,
diente por diente"), sino dejarse pegar sin devolver el golpe; amar no
sólo al prójimo, sino también al enemigo… Es el "amor hasta el
extremo" que Cristo consumará en la Cruz orando por sus
"enemigos".
Pero eso, ¿es realista? Dios no nos impone un sentimiento
que no podamos suscitar en nosotros mismos. Dios nos ha amado primero y nos
hace experimentar su amor, y de este "antes" de Dios puede nacer
también en nosotros el amor como respuesta. Con Dios amo también a la persona
que no me agrada o ni siquiera conozco.
—En el encuentro íntimo con Dios, aprendo a fijarme en el
otro no sólo con mis ojos y sentimientos, sino desde la perspectiva de
Jesucristo, la misma del Padre celestial.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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