Hoy Jesucristo denuncia a escribas y fariseos por
aferrarse sin discernimiento a las "tradiciones de los antepasados".
Jesús no es un rebelde ni un liberal, sino el intérprete profético de la Ley de
Moisés: no la suprime, sino que le da cumplimiento, exigiendo una razonada
responsabilidad moral (porque las leyes no son buenas por ser, simplemente,
tradición). Isaías y otros profetas ya habían formulado la misma denuncia.
En el interior de la "Torá" distinguimos: 1) un
"derecho casuístico", adecuado para el Israel histórico, pero
susceptible de cambio; 2) los "principios esenciales" del derecho
divino mismo, con los que las normas prácticas —de Israel y de todos los
pueblos— deben confrontarse, desarrollarse y corregirse. Jesús no hace nada
raro cuando contrapone las normas casuísticas prácticas desarrolladas en la
"Torá" a la pura voluntad de Dios como la "mayor justicia"
que cabe esperar de los hijos de Dios.
—Jesús, como el "Elegido", como el profeta que
está con Dios mismo "cara a cara", pide el cumplimiento más pleno de
la "Torá".
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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