Hoy el Evangelio presenta una parte del discurso de Jesús
sobre el final de los tiempos. Hay una frase que impresiona por su claridad
sintética: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no
pasarán".
La expresión "el cielo y la tierra" aparece con
frecuencia en la Biblia para indicar todo el universo, todo el cosmos. Jesús
declara que todo esto está destinado a "pasar". No sólo la tierra,
sino también el cielo, que aquí se entiende en sentido cósmico, no como
sinónimo de Dios. La Sagrada Escritura no conoce ambigüedad: toda la creación
está marcada por la finitud. Con esta clara distinción, Jesús afirma que sus
palabras "no pasarán", es decir, están de la parte de Dios y, por
consiguiente, son eternas.
—Quienes oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, forman
parte del reino de Dios, es decir, viven bajo su señorío; están en el mundo,
pero ya no son del mundo; llevan dentro una semilla de eternidad, y al final
producirá la resurrección de la carne. Este es el poder de la Palabra de Cristo.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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