Hoy, el relato de las tentaciones de Jesús guarda una
estrecha relación con su Bautismo, en el que el Señor se hace solidario con los
pecadores. Los tres Evangelios Sinópticos cuentan que la primera disposición
del Espíritu lo lleva al desierto para ser tentado por el diablo.
El descenso de Jesús "a los infiernos" del que
habla el "Credo" no sólo se realiza en su muerte y tras su muerte,
sino que siempre forma parte de su camino: debe recoger toda la historia desde
sus comienzos —desde "Adán"—, recorrerla y sufrirla hasta el fondo,
para poder transformarla. Es un descenso a los peligros que amenazan al hombre,
porque sólo así se puede levantar al hombre que ha caído. Jesús tiene que
entrar en el drama de la existencia humana, para encontrar así a "la oveja
descarriada", cargarla sobre sus hombros y devolverla al redil.
—Jesús, Tú eres el "Sacerdote" que puedes
verdaderamente compadecerte de mis miserias: has sido probado en todo
exactamente como yo, menos en el pecado.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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