Hoy, Jesús se nos presenta como "alguien más que
Jonás". Jesucristo cargó con la culpa de toda la humanidad; entró con ella
en el Jordán. Inició su vida pública tomando el puesto de los pecadores. La
inició con la anticipación de la cruz. Es, por así decirlo, el verdadero Jonás
que dijo a los marineros: "Tomadme y lanzadme al mar" (Jon 1,12).
Si en la resurrección de Lázaro vemos la respuesta de
Jesús ante la petición de signos por parte de sus contemporáneos, sin embargo
su respuesta central fue: "Tres días y tres noches estuvo Jonás en el
vientre del cetáceo, pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en
el seno de la tierra" (Mt 12,40).
—La señal de Dios para los hombres es el Hijo del hombre,
Jesús mismo. Y lo es de manera profunda en su misterio pascual, en el misterio
de muerte y resurrección. Él mismo es el "signo de Jonás". Creer en
Él, y seguirlo, es el gran signo de Dios.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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