Hoy vemos a Jesús "sentarse" en la
"cátedra" de Moisés. Hoy es la sinagoga; otros días será el
"monte" o la orilla del mar. Lo definitivo, sin embargo, es que
enseña no como los maestros que se forman para ello en las escuelas; se sienta
allí como el "Moisés más grande", que extiende la Alianza a todos los
pueblos: Jesús fue un "israelita de verdad" y, al mismo tiempo, fue
más allá del judaísmo.
Los rabinos también se sentaban en la cátedra de Moisés y,
por ello, tenían autoridad. Sus enseñanzas debían ser escuchadas y acogidas,
aunque su vida las contradijera, y aunque ellos mismos no fueran autoridad
(pues la recibían de "Otro"). Las expresiones de asombro ante
Jesucristo no se referían a la calidad retórica de sus palabras, sino a la
reivindicación evidente de estar al mismo nivel que el Legislador, a la misma
altura que Dios: "Yo os digo…".
—Lo nuevo es que Tú, Jesús, ¡eres Dios!, y, por eso, eres
maestro de todos los hombres.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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