viernes, 20 de enero de 2012

El mercado del hambre


14-01-2012 L’Osservatore Romano

Roma, 13. A pesar de la disminución registrada en diciembre, en 2011 los precios de los productos alimentarios aumentaron el 35% respecto al año precedente, y para el futuro inmediato la incertidumbre sobre la marcha de la economía global, de las divisas y de los mercados energéticos redunda en perspectivas imprevisibles. Así se desprende del último informe sobre los precios agrícolas publicado ayer por la FAO, la organización de la ONU para la alimentación y la agricultura.

Comentando los datos, el economista de la FAO Abdolreza Abbassian, ha subrayado lo difícil que es en este momento trazar previsiones seguras sobre cuál será la tendencia de los precios agrícolas en los próximos meses. En cualquier caso el año 2011 ha vuelto a plantear la situación que se da desde hace al menos tres años, con gravísimas repercusiones sobre todo en el sur del mundo. El índice de la FAO de los precios de los cereales ha registrado una media de 247 puntos, con un incremento precisamente del 35% respecto a 2010, el dato más alto desde los años setenta.

Como se ha apuntado, las previsiones para este año son difíciles, pero el mercado de "futuros", las órdenes de adquisición diferidas, en los últimos días ha permitido registrar incrementos para diversas mercancías, cosa que podría dejar sin efecto el descenso de los precios al consumo registrado en diciembre y que había sido de entidad no irrelevante. Los precios de los alimentos habían disminuido, en efecto, un 2,4% respecto a noviembre, esto es, cinco puntos en el índice FAO, hoy renivelado en 211 puntos, 27 menos (el 11,3%) que el pico alcanzado en febrero de 2011.

La inflexión se ha desencadenado por la disminución de los precios internacionales de cereales, aceites, azúcar y algunos productos lácteos como la mantequilla, además de la de las carnes, ocasionada por cosechas excepcionales, por la disminución de la demanda y por un dólar fuerte. En caída en diciembre también se han registrado los precios de las grasas y de las semillas oleaginosas, pero la incertidumbre en la cosecha de soja y maíz en Sudamérica ya está determinando un encarecimiento en estos sectores.

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