18-01-2012 L’Osservatore Romano
¿Cómo se escribe «Trinidad» en hebreo? ¿E «Inmaculada Concepción»? El problema no es la sencilla traducción de las palabras sino el contexto en el que se presentan las verdades cristianas. La cultura y la teología judías no conocen estos conceptos, y por tanto el lenguaje no permite acceder a ellos. También, debido a ello se han publicado los primeros tres volúmenes del catecismo en lengua hebrea, destinados a niños y familias que, en la tierra de Israel, quieren comenzar su propio itinerario en la fe cristiana. Un compromiso dirigido no tanto a los judíos, sino a los cristianos que trabajan en Israel.
El padre David Neuhaus, jesuita, es el vicario del patriarca latino de Jerusalén que tiene el encargo de seguir la pastoral de todos estos «israelíes especiales». Antes de él, esta tarea le correspondía al padre Pierbattista Pizzaballa, el franciscano Custodio de Tierra Santa. Junto al Custodio de Tierra Santa, el padre Neuhaus había iniciado este trabajo especial y extraordinario de traducción, silencioso y discreto. En el corazón de la Jerusalén nueva se halla la pequeña iglesia donde el Patriarcado acoge las actividades de la pastoral en lengua hebrea. Con el padre Neuhaus trabajan, de forma estable, treinta y cinco familias que asumieron la tarea de animar la catequesis y de gestionar los servicios dirigidos a miles de niños y a sus familias. «Se trata principalmente de israelíes de procedencia mixta —explica el padre Neuhaus—, familiares de judíos, hijos de judíos, algunos judíos convertidos y otras personas que no son judías pero que se han integrado en la sociedad judía».
El compromiso va también dirigido a los ciudadanos israelíes árabes, descendientes de los palestinos que no huyeron en 1948. Algunas familias han dejado Galilea para trasladarse al sur, sobre todo a Beer Sheva, y trabajar con los beduinos como profesores o médicos, pero no envían a sus hijos a escuelas de lengua árabe a causa del bajo nivel de las escuelas. «De este modo, nuestros libros de catequesis, nuestra revista, nuestra página web (www.catholic.co.il), nuestra liturgia —analiza el jesuita— son útiles para este pueblo. Incluso cuando el rito no es el suyo propio. Nosotros insistimos en la formación cristiana. Cristiana en un ambiente judío y laico».
Los trabajadores extranjeros que llegan a Israel deben enviar a sus hijos a la escuela pública, donde se enseña y se habla hebreo. De esta manera, hay niños árabes, ciudadanos israelíes e hijos de ciudadanos israelíes, que crecen aprendiendo el hebreo sin hablar su propia «lengua madre». «Nuestros libros de catecismo —concluye— no sirven sólo para “nuestros” niños, sino para aquellos que van a la escuela judía. Nuestro reto no es sólo dar formación a estos niños de seis años, sino trabajar con las edades entre quince y veinticinco, para dar un sentido de Iglesia y de ser cristiano, un sentido de alegría».
Marco Bonatti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario