Hoy, a las puertas de la Semana Santa, Juan nos sumerge en
el ambiente pre-pascual. En un primer momento, la aparición de Jesús y del
movimiento que se estaba formando en torno a Él había despertado escaso interés
en las autoridades del Templo.
La situación cambió con el Domingo de Ramos: el homenaje
mesiánico a Jesucristo durante su entrada en Jerusalén; la purificación del
Templo con las palabras que interpretaban este gesto, que parecían anunciar el
fin del Templo como tal y un cambio radical del culto; las intervenciones de
Jesús en el Templo, en las que se podía percibir una reivindicación de plena
autoridad; los milagros que hacía y la creciente afluencia del pueblo hacia Él…
eran hechos que ya no se podían ignorar.
—Juan habla con más detalle de una reunión del Sanedrín
—antes del Domingo de Ramos— para deliberar sobre el "caso" de Jesús
(cf. 11,47-53). El motivo inmediato fue el movimiento popular surgido después
de la resurrección de Lázaro. ¡Jesús, confieso que eres Dios!
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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