Hoy, algunos peregrinos griegos llegados a Jerusalén piden
"ver" a Jesús. Él responde de una manera misteriosa (algo habitual en
el Evangelio de Juan): con una profecía de la Pasión, en la cual interpreta su
muerte inminente como "glorificación", una glorificación que se
demostrará en la gran fecundidad obtenida.
Lo que cuenta no es un encuentro inmediato y externo entre
Jesucristo y los griegos. Habrá otro encuentro que irá mucho más al fondo. Sí,
los griegos lo "verán": irá a ellos a través de la cruz. Irá como
grano de trigo muerto y dará fruto para ellos. Ellos verán su
"gloria": encontrarán en el Jesús crucificado al verdadero Dios que
estaban buscando en sus mitos y en su filosofía.
—La universalidad profetizada por Isaías (cf. 56,7) se
manifiesta a la luz de la Cruz: a partir de la Cruz, el único Dios se hace reconocible
para los pueblos; en el Hijo conocerán al Padre y, de este modo, al único Dios
que se ha revelado en la zarza ardiente.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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