Hoy, el evangelista Juan pone de relieve un detalle:
mientras los acusadores lo interrogan con insistencia, Jesús se inclina y se
pone a escribir con el dedo en el suelo. El gesto muestra a Cristo como el
Legislador divino: en efecto, Dios escribió la ley con su dedo en las tablas de
piedra.
Jesús es el Legislador, es la Justicia en persona. Y,
¿cuál es su sentencia? "Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le
arroje la primera piedra". Estas palabras están llenas de la fuerza de la
verdad, que desarma, que derriba el muro de la hipocresía y abre las
conciencias a una justicia mayor, la del amor, en la que consiste el
cumplimiento pleno de todo precepto.
—Jesús, absolviendo a la mujer de su pecado, la introduce
en una nueva vida, orientada al bien: Dios sólo desea para nosotros el bien y
la vida; se ocupa de la salud de nuestra alma por medio de sus ministros,
liberándonos del mal con el sacramento de la Reconciliación.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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