El Arzobispo Metropolitano de Piura y Presidente de la
Comisión Episcopal de Familia, Infancia y Vida del Perú, ante el archivamiento
del Proyecto de Ley de Unión Civil entre personas del mismo sexo por parte de
la Comisión de Justicia del Congreso de la República, se dirige a todos los
fieles católicos de Piura y Tumbes y a la opinión pública en general para
manifestar lo siguiente:
1. Su respaldo a la decisión de la
mayoría en la Comisión de Justicia de archivar dicho proyecto de ley, porque
junto con ser contrario al orden natural, distorsionaba la verdadera identidad
de la familia y contradecía la finalidad del matrimonio tal como se encuentra
protegido por los artículos 4 y 5 de la actual Constitución Política del Perú.
2. El proyecto de ley de Unión Civil
que se venía promoviendo en el Congreso de la República contenía elementos
jurídicos propios del matrimonio, lo que ponía de manifiesto que, más allá de
la denominación de la norma, se pretendía equiparar la unión civil al
matrimonio, y por tanto la propuesta legislativa archivada se trataba en verdad
de un “matrimonio” homosexual encubierto.
3. Que la finalidad admitida por
los grupos y el lobby que promovía esta ley era el introducir en el Perú además
del “matrimonio” homosexual, un nuevo concepto de familia y de adopción de
niños, los cuales estarían privados del derecho natural de tener un padre y una
madre. El penoso camino recorrido por otros países atestigua el éxito de esta
estrategia.
4. Lamentamos que diversas personas
y medios de comunicación hayan mostrado prejuicios contra quienes estaban en
contra de este proyecto de ley. Una de las principales manifestaciones ha sido
tildar con el término “homofóbico” toda posición contraria a esta “unión
civil”. Dicha instrumentalización agresiva del lenguaje evita el debate
alturado de ideas e irónicamente es una expresión de intolerancia de quienes
señalan ser tolerantes.
5. La familia, patrimonio de la
humanidad, fundada en el matrimonio, comunidad de amor y de vida, de un hombre
y una mujer, abierta a la vida, es una sociedad natural anterior a la ley y al
Estado y por tanto no es una construcción social sino una institución de
derecho natural que está inscrita en la misma naturaleza humana, y por tanto
debe ser respetada, protegida, promovida y no trastocada. Si bien basta la
razón, asistida por el sentido común y el Derecho permite entender estos
principios, la fe otorga mayor luz y comprensión a esta verdad natural
asequible a todo ser humano cuando nos dice que en el comienzo, “Dios los creó varón
y mujer” (Gn 5, 2). Por tanto sólo es verdadero matrimonio aquel entre un varón
y una mujer de cuyo amor vienen los hijos al mundo.
6. Finalmente como católicos somos
conscientes de que todas las personas tenemos iguales derechos y rechazamos
cualquier forma de discriminación. El mal trato a homosexuales es condenable
pues se olvida su dignidad humana y que todas las personas tienen derecho a ser
amadas porque Dios las ama. La persona homosexual es un prójimo a quien debemos
amar, con todo lo que esta palabra significa: respetar, comprender, consolar,
perdonar, darle una gran dosis de esperanza, intentar que viva en el amor
verdadero. Lo moralmente malo no es tener una inclinación homosexual, sino
obrar conforme a ella (ver Catecismo de la Iglesia, n. 2358).
San Miguel de Piura, 11 de marzo de 2015
X JOSÉ ANTONIO EGUREN ANSELMI,
S.C.V.
Arzobispo Metropolitano de Piura
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