CIUDAD DEL VATICANO, 4 NOV 2011 (VIS).- La Asamblea especial para América del Sínodo de los Obispos ha celebrado del 27 al 28 de octubre la XVI reunión del Consejo especial de la Secretaría General. A la luz de la Exhortación post-sinodal Ecclesia in América -según una nota publicad hoy por ese organismo- se han abordado temas concernientes a la nueva evangelización y el diálogo interreligioso, y a la situación social y eclesial en los diferentes países del continente.
Por cuanto respecta a los dos primeros temas, se ha tomado nota de que el documento “Ecclesia in America” repropone, teniendo en cuenta la situación del continente americano, “los criterios para la evaluación de las religiones no cristianas ya expresados en la declaración ‘Nostra Aetate’ del Concilio Vaticano II, según los cuales la Iglesia Católica no rechaza nada de cuanto hay de verdadero y santo en las religiones no cristianas, pero afirma la especificidad original del cristianismo”.
En el ámbito del diálogo ecuménico e interreligioso, se ha detectado, en algunos casos, “la interferencia del Estado que, si por una parte se proclama laico, por la otra mantiene en la práctica una línea de conducta orientada a considerar a la Iglesia Católica como una de las muchas confesiones religiosas, ignorando, de este modo, su verdadera naturaleza y el papel histórico innegable que ha jugado en la primera evangelización del continente, así como en la formación de la identidad de las naciones. Del mismo modo, siguiendo la estrategia de las autoridades civiles, el diálogo ecuménico e interreligioso se sustituye por el concepto genérico de ‘relaciones interreligiosas’. De esta manera, todas las religiones no sólo se consideran fenómenos de naturaleza espiritual de la misma entidad, sino que se pretende considerar a la religión como una herramienta al servicio de la vida política. En cambio, la Iglesia en América está decidida a continuar con las actividades ecuménicas e interreligiosas en la línea pastoral trazada por el Concilio Vaticano II y el Magisterio sucesivo”.
La nota da cuenta de las buenas relaciones con otras confesiones cristianas y no cristianas, sobre todo con los judíos y musulmanes, no obstante la escasa presencia de estos últimos en el continente americano. Por lo que se refiere a las religiones indígenas anteriores a la evangelización, “la Iglesia Católica trata de buscar elementos compatibles con el Evangelio para purificarlas e integrarlas convenientemente en la vida de las comunidades eclesiales locales”. Más compleja es la relación con las sectas, “el verdadero desafío para la Iglesia en el proceso de nueva evangelización”, ya que “a través de un fuerte proselitismo se difunden con rapidez en las grandes ciudades y allí donde la presencia de la Iglesia es débil”.
Preocupan la propagación de la pobreza y la violencia y la difusión de valores contrarios al respeto de la vida humana, que se consideran “resultados negativos de la influencia del proceso de secularización que se extiende de Norte a Sur”. Perduran los efectos del terremoto en Haití, agravados por las enfermedades y la difícil situación social, y se espera en la solidaridad concreta de los gobiernos y las instituciones internacionales y organismos eclesiales.
Otro fenómeno de vastas proporciones que involucra a todo el continente es el movimiento migratorio. “En este ámbito, la Iglesia promueve programas especiales y religiosos de asistencia a los inmigrantes que redunden en beneficio de la integración cultural y la paz social. Aunque se deben tener en cuenta las graves dificultades de los inmigrantes irregulares, es necesario también reconocer los aspectos positivos de la migración que conducen a una mayor integración de los diferentes pueblos dentro de la unidad del mismo continente”.
Se ha constatado con satisfacción el aumento de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada entre los varones, mientas las vocaciones femeninas disminuyen en algunos entornos. Por otra parte, “la nuevas generaciones muestran una buena disposición a la aceptación de la fe”.
La nota concluye refiriéndose a los resultados positivos de la Quinta Conferencia General de América Latina y el Caribe (Aparecida Brasil, 2007) que “suscitó la conciencia de que toda la Iglesia en el continente debe estar en estado de misión” y a la buena acogida de los “Lineamenta” de la XIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos (Octubre, 2012) cuyo tema es “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.
SE/ VIS 20111104 (720)
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