jueves, 10 de noviembre de 2011

Roguemos y trabajemos por la paz


10-11-2011 Radio Vaticana

Jueves, 10 nov (RV)- ¡Dios derrama tu paz sobre Tierra Santa, Oriente Medio y la humanidad! Recibiendo con gran alegría a los queridos amigos del Consejo Religioso Israelí, que representan a las comunidades religiosas presentes en Tierra Santa y agradeciendo su saludo y visita, el Papa recordó la urgente necesidad de impulsar el diálogo, que se vuelve cada vez más apremiante en la atormentada actualidad. Y, evocando lo que destacó recientemente en la ciudad de San Francisco, Benedicto XVI les manifestó su aliento y esperanza:

«Como señalé en mi reciente encuentro con los líderes religiosos en Asís, hoy nos encontramos ante dos tipos de violencia: por un lado, el uso de la violencia en nombre de la religión y, por otro, la violencia que es la consecuencia de la negación de Dios, que a menudo caracteriza la vida en la sociedad moderna. En esta situación, como líderes religiones estamos llamados a reafirmar que la correcta la relación del hombre con Dios es la que impulsa la paz. Ésta es una verdad que debemos hacer cada vez más visible por medio de nuestra forma y conducta de vivir juntos cada día. Por ello, deseo animaros a crear un clima de confianza y diálogo entre los líderes y miembros de todas las tradiciones religiosas presentes en Tierra Santa».

«Compartimos la grave responsabilidad de educar a los miembros de nuestras respectivas comunidades religiosas, con el fin de fomentar un conocimiento más profundo de cada uno y de abrirnos a la colaboración», dijo también el Papa, incluyendo luego en la misma responsabilidad la tarea de impulsar un compromiso mayor en favor de la justicia, en el respeto de la dignidad de todos, para «enriquecer a nuestro mundo y para darle un sentido plenamente humano».

Pues «la justicia, junto con la verdad, el amor y la libertad, es un requisito fundamental para la paz segura y duradera en el mundo», subrayó Benedicto XVI, añadiendo que «avanzar hacia la reconciliación requiere valentía y clarividencia, así como la confianza de que es Dios mismo quien nos mostrará el camino». Ya que «no podemos lograr nuestros objetivos, si Dios no nos da la fuerza para hacerlo».

Benedicto XVI reiteró una vez más hoy la oración que escribió con motivo de su peregrinación, en mayo de 2009, y que colocó entre las piedras del Muro occidental de Jerusalén, rogando por la paz en Tierra Santa:

Dios de todos los tiempos, en mi visita a Jerusalén, la "ciudad de la paz", casa espiritual para judíos, cristianos y musulmanes, te presento las alegrías, las esperanzas y las aspiraciones, las pruebas, los sufrimientos y las penas de tu pueblo esparcido por el mundo. Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, escucha el grito de los afligidos, los atemorizados y los despojados; derrama tu paz sobre esta Tierra Santa, sobre Oriente Medio, sobre toda la familia humana; despierta el corazón de todos los que invocan tu nombre, para caminar humildemente por la senda de la justicia y la compasión. "Bueno es el Señor con el que en él espera, con el alma que lo busca" (Lam 3, 25)».

Concluyendo su discurso con el entrañable anhelo de que el Señor escuche su oración por Jerusalén hoy e inunde sus corazones de alegría durante su estancia en Roma, el Papa exhortó a no dejar nunca de orar por la paz.

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