El
Papa Francisco recibió esta semana, en audiencia, a 800 participantes del
congreso promovido por la Pastoral vocacional de la Conferencia Episcopal Italiana, con el lema “Levántate y anda”. En su discurso, el Santo Padre
recordó cuando Pedro es liberado de la cárcel por el ángel y llega a la casa de
unos cristianos que no le abren, señalando que estos estaban rezando por él,
pero tenían miedo que fuera un fantasma y preferían cerrar las puertas.
“Me
pregunto cuántos jóvenes, muchachos y muchachas hoy sienten en el corazón ese
‘levántate’ y cuantos curas, consagrados, monjas, les cierran las puertas. Es
necesario rezar, pero con las puertas abiertas”, dijo el Papa, y recordó el
evangelio “Ven conmigo y verás donde vivo”, porque nadie puede entrar con las puertas
cerradas.
El
Santo Padre recalcó una mayor acogida, en particular para los jóvenes, porque
“hacen ruido”. “Si queremos vocaciones, puerta abierta, oración y clavados en
la silla para escuchar a los jóvenes. Y si son fantasiosos, hay que hacerlos aterrizar,
confesarlos aunque repitan siempre las mismas cosas, hacer que se sientan en
casa”, dijo.
El
Pontífice también señaló que es necesario inventarse acciones pastorales que
los involucren, y que estas cambian con el tiempo. Pidió además no olvidar que
la inquietud que ellos tienen “es una gracia de Dios”.
Otro
punto es el testimonio, porque si bien el joven siente una llamada del Señor,
esta es concreta y la mayoría de las veces es: “Yo querría volverme como aquel
o como aquella”. Al concluir les recordó que a ellos les llevó a ser
sacerdotes, monjas, o laicos que trabajan en la Casa del Señor, no la gente que
busca seguridad, que cierra las puertas, que aburre a los jóvenes, que no
tienen tiempo, sino aquellos que dan “un testimonio grande”.
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