Obispos Chilenos con el Papa Francisco |
Reflexión por Mons. Reinaldo Nann, Obispo Prelado de Caravelí
Caravelí, 22-05-2018
Fernando Karadima nace 1930 en Chile. Se ordena sacerdote en
1958 y empieza a trabajar en la parroquia “El Sagrado Corazón de Jesús” en la
calle “El Bosque”, en la zona acomodada de “La Providencia” en Santiago de
Chile. Es párroco allí de 1980 hasta el 2006. Con un perfil conservador atrae a
muchos jóvenes de la clase alta y envía muchas vocaciones al seminario
diocesano. 50 Sacerdotes y 5 obispos en Chile pertenecían al círculo de “El
Bosque”.
Karadima era visto como un santo, y sus muchas vocaciones le daban
también poder en la iglesia. El cardenal Ángelo Sodano fue nuncio en Chile e
íntimo amigo de Karadima. Este empezó a aprovecharse del poder espiritual que
tenía sobre los jóvenes varones y abusó de ellos. Recién en el 2010 llegaron
las primeras denuncias formales. La iglesia chilena no reaccionó a tiempo. Hoy
Karadima está suspendido permanentemente del sacerdocio, sin embargo, hubo
muchas tardanzas y negligencias en el trato con las víctimas, que empezaron a
aparecer, también de otros sacerdotes.
Igual que en México (Marciel) y en Perú (Figari), era un fundador de un
movimiento eclesial conservador y las víctimas eran gente de alta sociedad. Fue
primero abuso de poder y después vino lo sexual. Y la iglesia no se dio cuenta
mucho tiempo, a veces hubo complicidad y negligencia.
El Papa Francisco, cuando estuvo en Chile en enero del 2018, defendió al
obispo Barros de Osorno, muy cuestionado por haber sido el número 2 de
Karadima. Después le vinieron dudas y mandó un arzobispo maltés, Charles
Chicluna, para que investigue mejor. Y el Papa se disculpó, por haberse
equivocado y haber sido muy mal informado. Invitó las tres víctimas más
conocidas a Roma para escucharlas. Citó a todos los obispos a Roma, para
solucionar el caso. Y la primera reacción: Todos los 31 obispos chilenos han
ofrecido su renuncia al Papa Francisco hace pocos días. Un hecho absolutamente
insólito. No se sabe, cuales renuncias va a aceptar el Papa.
El hecho es, que la credibilidad de la iglesia en Chile está en su peor
momento. Los laicos van organizando un sínodo. Pero cuando la noche es más
oscura, es cuando va a aparecer la luz del nuevo día. Este momento de dolor y
de vergüenza es el momento de reformar la iglesia:
- Los obispos y sacerdotes tienen mucho poder. Debe de haber más control
y equilibrio de poderes en la iglesia. Somos demasiado clericalistas. Como el
concilio: La iglesia es el pueblo de Dios.
- Los obispos nuevos necesitan un visto bueno del pueblo de Dios. Los
nombramientos actuales son demasiado Roma- y nuncio- céntricos.
- Los grupos muy conservadores son demasiado verticalistas y dan a sus
fundadores o lideres un poder peligroso. ¿Quién los controla?
- Estos grupos han trabajado casi solamente con los ricos. ¿Y quién se
preocupa de los pobres? Hay demasiado mundanidad en la iglesia.
¿Y en el Perú? ¿Realmente estamos haciendo algo en los casos de los
abusos aquí? Está el caso del Sodalicio. La iglesia solamente espera, lo que va
a decir Roma, donde está alegremente su fundador. Lo positivo es, que el mismo
Sodalicio ha formado una comisión investigadora, que reconoció a 40 víctimas y
5 victimarios. Se estaban pagando indemnizaciones. Pero dos victimarios siguen
anónimos. Y las victimas siguen descontentos. Hasta ahora no hay un sitio
eclesial, donde la gente pueda acudir, buscando apoyo en caso de ser abusados.
¿Tratamos de solucionar o solo esperamos, que pase la tempestad, como los
obispos chilenos durante mucho tiempo?
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