Con
el propósito de dar iniciativas que impulse el desarrollo de las poblaciones
amazónicas y la defensa del medio ambiente, se realizó en el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, en Madre de Dios, una reunión de trabajo entre
delegaciones de Perú, Brasil y Bolivia, para construir “una Iglesia con rostro
amazónico”.
Hablar
de Madre de Dios es hablar de minería ilegal, así como de trata de personas, y
otros fenómenos que impactan sobre la selva misma. Pero también se busca hablar
de las iniciativas que sacan adelante a la población, tomando conciencia sobre
la realidad que allí se vive.
Para
sacar adelante las iniciativas a favor de la Amazonía, Monseñor David Martínez
de Aguirre, Obispo Vicario Apostólico de Puerto Maldonado, trabajó de la mano
con la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), que en la región busca articular a
una serie de actores de la Iglesia con el fin de que en esta “se impregne el
rostro por la tierra, por la Amazonía”.
“Queremos
construir una Iglesia con un rostro amazónico”, enfatizó Monseñor Martínez,
quien participó en este encuentro de representantes de las Iglesias de Perú,
Bolivia y Brasil. El objetivo es reconocer la problemática que vive cada zona
del Vicariato.
Durante
este encuentro se destacó que la migración es uno de los temas más preocupantes,
por ello pidieron incluir a la REPAM el fenómeno migratorio. Iguamente, el tema
de la minería ilegal y la trata de personas, fue otro de los temas que más se
desarrolló. Al respecto, se contó con la participación de religiosas y
religiosos que han trabajado esta realidad, y declaraciones de primera mano
sobre lo que se vive en las zonas cercanas a los campamentos mineros.
Sobre
este tema, el Obispo Vicario Apostólico de Puerto Maldonado dijo que esta
problemática no se puede abordar sin antes analizar la problemática de la
pobreza y la falta de trabajo en el país; y reconoce que los más afectados por
la minería en Madre de Dios, debido a la contaminación de los ríos, son los
pueblos indígenas que se ubican cerca de donde se explota el oro.
“Se
trata de un tema complejo que no es solo de Madre de Dios, sino de todo el
Perú. Hoy se sigue viendo a la Amazonía como una gran despensa, donde se puede
venir, coger y marchar”, enfatizó el Obispo.
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