domingo, 22 de diciembre de 2013

Robert Schuman, la prueba de que se puede ser político y cristiano



22-12-2013

Es posible dedicarse a la vida pública y ser un buen cristiano, aunque parezca difícil en los tiempos que corren. Prueba de ello es Robert Schuman. Se cumplen 50 años del fallecimiento de este político luxemburgués, uno de los llamados "padres de Europa". Defendió la reconciliación y la solidaridad tras la II Guerra Mundial. Su ejemplo envía un mensaje claro.

Luca Volontè
Presidente honorario PPE, Consejo de Europa
"Su figura nos invita a todos los que luchan políticamente por los valores cristianos y también por los valores de Europa en estos momentos difíciles y a todos los que quieren demostrar que se puede ser cristianos en la vida pública”.



Sufrió en carne propia las dos guerras mundiales. Por eso, Robert Schuman tenía una visión clara de lo que no podía volver a suceder en el viejo continente. Junto a otros tres políticos, el francés Jean Monnet, el alemán Konrad Adenauer y el italiano Alcide De Gasperi creó la Comunidad Económica del Carbón y del Acero (CECA).

Los países europeos compartirían estas materias primas y, en base a los intereses comunes, no volverían a luchar entre ellos sino a colaborar. Este fue el germen de la Unión Europea.

A la vez que buscaba la paz en una región herida por la guerra, nunca descuidó su vida de fe. Fue declarado "siervo de Dios” en 2006 y su proceso de beatificación sigue en marcha.

Luca Volontè
Presidente honorario PPE, Consejo de Europa
"Están trabajando desde hace más de diez años. Por eso esperamos que el fin del proceso de canonización concluya pronto. Este año podría ser un buen año para el final del proceso. Junto a Schuman también está otro de los grandes exponentes de ese período extraordinario que trajo la paz y el desarrollo a la Europa que conocemos hoy. Es De Gasperi, que también está en proceso de canonización”.

Política y santidad no son un matrimonio imposible. Schuman y De Gasperi, tan preocupados por ser buenos cristianos como por dejar una huella política de honradez y dignidad más allá del beneficio personal, son la prueba de que no es sólo un buen deseo.

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