Lectura
del santo evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».
«Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».
Reflexión
del Evangelio de hoy
Veo el
cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios
Esteban, según el libro de los
Hechos de los Apóstoles, es uno de los siete helenistas elegidos por Pedro para
el servicio y la atención de las viudas, aunque enseguida lo vemos anunciando
la palabra de Dios. El relato de hoy nos presenta cuál era su misión y la
realidad de su martirio. Al nombrarlo por primera vez (Hch 6,5) Lucas lo había
señalado como “un hombre lleno de fe y de espíritu santo”, ahora lo presenta
con el poder de realizar signos y prodigios entre el pueblo, en la misma línea
que los apóstoles después de Pentecostés.
La polémica contra Esteban se
desata con la llegada de hombres pertenecientes a la sinagoga de los libertos,
judíos helenistas venidos de la diáspora que se pusieron a discutir con él. El
relato señala que los judíos son incapaces de mantener su debate ante la
sabiduría y el Espíritu con el que hablaba. Hemos pasado del Esteban caritativo
(Hch 6,5) al Esteban evangelizador (Hch 6,10). A continuación, el texto
interrumpe la escena del proceso del mártir (Hch 6,11-15) y su largo discurso
(Hch 7, 1-53) para desembocar en su muerte.
La narración describe la rabia
profunda que se apodera de aquellos que han escuchado sus palabras. Esteban
contempla los cielos abiertos: “Vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la
diestra de Dios”. Él es llevado a la muerte no tanto por su manera de hablar
contra el templo y la ley, cuanto por su clara confesión de Cristo Jesús.
¿Estamos nosotros dispuestos a confesar a Jesús aún a riesgo de perder la vida?
Las últimas palabras del mártir
recuerdan las mismas palabras de Jesús en la cruz. “Padre, perdónalos, porque
no saben lo que hacen” (Lc 23,34) y “Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu” (Lc 23,46). Jesús, a quien Esteban vio que estaba junto a Dios, se ha
levantado de su trono, para recibir a su testigo fiel. La vida de Esteban es
testimonio para el gran evangelizador de la Iglesia primitiva, Saulo, aunque
aún no es capaz de reconocerlo. Será el mismo Jesús resucitado el que le saldrá
al encuentro como a tantas personas en el camino de la vida. ¿Eres tú una de
ellas?
El que
persevere hasta el final se salvará
El evangelio de Mateo nos
presenta un relato perteneciente al segundo discurso de Jesús en su narración,
llamado el discurso misionero. Después de enviar a los Doce con una serie de
instrucciones para llevar a cabo su misión apostólica, la lectura de hoy viene
a recodarnos que la persecución forma parte de la vida del seguidor de Jesús.
Los discípulos son los continuadores de la obra que el Maestro ha comenzado y
ello conlleva compartir su misma vida, su anuncio, realizar sus propias
acciones y asumir su destino.
En nuestro texto, Jesús advierte
a sus discípulos que se guarden de los hombres, es decir de aquellos que han
cerrado sus ojos a la verdad, y no reconocen la buena noticia del evangelio, ni
quién es Jesús de Nazaret. La causa de Jesús tiene consecuencias y una de ellas
es la entrega a los tribunales y el consiguiente castigo, como le ocurrió a
Esteban.
Sin embargo, quién persevera y se
mantiene firme en la fe no debe temer, ni preocuparse por lo que hay que decir,
pues se les comunicará en ese momento las palabras adecuadas. Clara advertencia
a aquellos seguidores que creen anunciar sus propias palabras, y no las del
Mesías. Será el espíritu del Padre quién pondrá palabras en la boca del mensajero
que se ha mantenido firme en medio de las pruebas y dificultades, porque no son
ellos quienes hablarán sino “el Espíritu de vuestro Padre es quién hablará por
vosotros”.
Las situaciones anunciadas por
Jesús pueden ser dolorosas, incluso extremas, entregará a la muerte hermano a
hermano…basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que el
sufrimiento, el dolor y la debilidad humana aún persisten en nuestro mundo, que
esas relaciones filiales y fraternas continúan estando en tensión y necesitadas
de vida y esperanza. Para mantenernos firmes, en pie, hay que perseverar hasta
el final. La perseverancia es una actitud activa, dinámica, capaz de hacer de
cada seguidor de Jesús un testigo fiel y veraz de lo que anuncia con su palabra
y con su vida. Perseverar nos ayuda a no volver la cara al sufrimiento de los
otros, nuestros hermanos, a transformar la debilidad humana en fortaleza de
Dios, en definitiva, a entrar en la dinámica de una salvación que ya se ha
hecho presente.
En este tiempo de Navidad en el
que hacemos memoria de San Esteban, su martirio nos regala el don de no hacer
oídos sordos al dolor de un mundo que llora y la gracia de reconocer a un Dios
en medio de nosotros, que nos salva.
Hna.
Carmen Román Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo
Congregación de Santo Domingo
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/26-12-2019/
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