Lectura
del santo evangelio según san Lucas (7,31-35)
En aquel
tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A
quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que
gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y
no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que
tenla un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís:
"Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores."
Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
La
Iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la Verdad
Todo el
cap 3º de esta carta recoge las cualidades que debe practicar en general todo
responsable de una comunidad cristiana. Sin embargo, el breve texto, “texto
clave de la carta, según los biblistas” que leemos hoy, es primero y
directamente para Timoteo. Pablo espera ir a verle pronto, pero la enseñanza
que le transmite no parece pueda esperar. Siente urgencia por volver una y otra
vez a la grandeza del anuncio evangélico y al testimonio del seguidor de
Cristo. El pasaje se apoya en dos puntos teológicos fundamentales: comunidad y
misterio de Cristo.
“Quiero
que sepas cómo hay que comportarse en la casa de Dios”, por supuesto que no
se queda en señalar al edificio por muy digno que sea, la casa es la Iglesia
del Dios vivo, es la familia de Dios, es la comunidad o asamblea de creyentes a
la que el apóstol califica como columna y fundamento de la Verdad; le está
enseñando como debe actuar para que pueda proclamar la Verdad de Dios al mundo.
¿Estamos nosotros convencidos de que somos la «familia de Dios»? ¿Sentimos que
es una interpelación para nuestra Iglesia hoy? Esto sirvió a la iglesia
primitiva para cruzar fronteras y que dijeran de ella “miren como se aman”, lo
mismo puede servir para la nuestra de hoy día. Es una gran responsabilidad la
que tenemos, si perdemos la autenticidad del Evangelio, pronto dejará la
Iglesia de tener sentido para nuestro mundo y para nosotros
mismos.
Pablo
pasa repentinamente a otro tema con una afirmación rotunda, “es realmente
grande el misterio que veneramos” (V16) y nos coloca ante un magnifico
credo cristológico donde va desgramándonos la clave del Misterio: Dios, en la
persona de Jesucristo entró en el mundo y plantó “su tienda” entre nosotros,
transitó por nuestra condición humana sin hacer alarde de su categoría
divina, sin que los hombres reconocieran quién era. Pero Pablo desea
fortalecer la fe de su discípulo y recordarle que Dios está de nuestra parte y
que cruzó por la vida con una sola misión: Él es el Salvador, centro de esa
Verdad que la Iglesia predica a todas las naciones. Y, ¡esto sigue ocurriendo
hoy!
¡No os
parezcáis a niños caprichosos!
Sería
bueno comenzar leyendo toda la peri copa para mejor entender el final de ella
que el evangelio nos presenta hoy. Jesús se extraña de la reacción de la gente,
no sabe qué más decir o hacer para que se entienda la Buena Noticia que les
presenta. Jesús tiene recursos suficientes para hacerse entender, a pesar de
que en esta ocasión le cueste enseñar a la gente, le desconcierta las
contradicciones que manifiestan. Pero como buen maestro va a utilizar una
comparación con preguntas y respuesta que hablan por sí solas, dejando una
señal que les haga ver su incoherencia. ¿Con quién compararé a los hombres
de esta generación? ¿A quién se parecen?” Dejémonos iluminar por la
respuesta.
Cuando
una cosa es evidente y las personas por su ignorancia o mala voluntad buscan
pretextos casi infantiles que justifican su forma de actuar, nos quedamos sin
argumentos y generalmente el diálogo se corta. ¡Quién pudiera tener esta
sabiduría de Jesús! ¡Quizás nos este haciendo una invitación a “crecer” humana
y espiritualmente! Ojalá no nos detengamos en el camino como lo están haciendo
los jefes del pueblo ante Jesús. Este es el drama que nos acecha. Rechazan el
ser salvados, no creen en la bondad y misericordia de Dios.
Jesús
siempre nos sorprende si vivimos en apertura y búsqueda, pero también es fácil
quedarnos sentados en la eterna duda, no comprometerme porque la situación no
es clara, porque me crea interrogantes, “ya veré más adelante”, el riesgo es
demasiado, para qué cambiar tanto…¡Qué difícil es tener un criterio personal…!
El
mensaje de Jesús es exigente, no permitamos que los vaivenes de la vida, qué
son normales, nos derrumben. Aceptemos las caídas y equivocaciones, y pidamos
disculpas reiniciando la macha.
Concluyo
con la misma oración con la que termina Jesús el diálogo (V 35) “Pero la
sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos-as”
Hna. Virgilia León Garrido O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo
Congregación Romana de Santo Domingo
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/18-9-2019/
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