Lectura del santo evangelio según san Lucas 8, 19-21
En
aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el
gentío no lograban llegar hasta él. Entoces lo avisaron: "Tu madre y tus
hermanos están fuera y quieren verte." Él les contestó: "Mi madre y
mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por
obra."
Reflexión del Evangelio de hoy
“Los israelitas celebraron con júbilo la dedicación del Templo”
Tras
el regreso del destierro de Babilonia del pueblo judío, el rey persa manda
construir el templo de Dios para darle culto y celebrar la Pascua, centro de la
fe judía. Ya antes el rey Ciro había ordenado reconstruir el templo de
Jerusalén. Vemos cómo los reyes paganos son instrumentos de los designios de
Dios. A través de Ciro y Darío Dios interviene en la historia. A veces, también
en nuestra vida vemos cómo Dios está detrás de cada acontecimiento. Dios
conduce la historia de tal manera, que se cumplen sus designios sobre el ser
humano, que no es otra cosa que es que el hombre sea feliz teniendo a Dios como
centro de su vida.
Esdras
nos muestra cómo Dios cumple su promesa de liberar a los judíos desterrados en
Babilonia y además restablece la adoración verdadera en Jerusalén. Todo lo que
la Palabra de Dios promete se cumple sin falta.
Cierto
es que los judíos, a pesar de ser gobernados por reyes paganos, ellos se
centran en su razón de vivir, que es la fe y el culto a Yahvé. Esto nos debe
ayudar a nosotros, cuando las circunstancias nos sean desfavorables, a
centrarnos en lo principal, que es Dios, nuestra razón de existir, nuestra
verdadera paz y felicidad. Dios está siempre detrás de los acontecimientos y
por encima de todo.
Pidamos
que el Señor nos ayude a verle detrás de todo lo que nos acontece.
“Mi madre y mis hermanos son los escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”
Al
leer este Evangelio, a simple vista nos podría parecer que Jesús rechaza a su
madre y a sus hermanos, es decir, a sus parientes, pero si profundizamos más
nos daremos cuenta de que es todo lo contrario, más bien es una alabanza a su
madre, pues anteriormente Lucas nos apuntaba que María guardaba y meditaba la
Palabra en su corazón. Así que, María más bien es modelo y un referente para
nosotros, pues ella es la que escucha y pone por obra la Palabra de Dios: “He
aquí la esclava del Señor”. María está totalmente abierta a la Palabra con una
total fidelidad a ella, que no es otra cosa que aceptar y hacer la voluntad de
Dios.
Jesús
quiere dejar muy claro que su verdadera familia son los que acogen el Reino de
Dios, los vínculos de la sangre ya no cuentan, sino que son los vínculos de la
fe los que nos hacen estar en comunión con Jesucristo y con Dios. Para estar en
comunión con Jesús y entrar en el proyecto de Dios hacen falta dos cosas: la
primera escuchar la Palabra, es decir, abrirse a la gracia y la segunda cumplir
esa Palabra haciéndola parte de nuestra existencia, mostrando nuestras buenas
obras.
Muchas
veces nos hacemos los sordos a la Palabra de Dios, porque nos incomoda o nos
saca de nuestros proyectos o no coincide exactamente con nuestra voluntad. Los
cristianos, a veces, vivimos en un gran engaño pensando que es más fácil vivir
tranquilamente sin preocuparse de las exigencias de la Palabra de Dios.
¡Cuántas
veces vivimos al margen de la voluntad de Dios pensando que nuestra voluntad es
mejor! La realidad es que la voluntad de Dios es nuestra felicidad, Dios sólo
quiere que seamos felices y la única manera es haciendo y aceptando su voluntad,
en definitiva, dejar que su Palabra se haga carne en nosotros.
¡Dichosos
los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen! Señor, que siempre haga lo
que Tú quieres y quiera lo que Tú haces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario