Hoy meditamos un aspecto esencial del sermón sobre el
pastor: el conocimiento mutuo entre el pastor y el rebaño: él llama a sus
ovejas por su nombre y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.
Conocimiento y pertenencia están entrelazados. El pastor
conoce a las ovejas porque éstas le pertenecen, y ellas lo conocen precisamente
porque son suyas. "Conocer" y "pertenecer" son básicamente
lo mismo. El verdadero pastor no "posee" las ovejas como un objeto
cualquiera que se usa y se consume; ellas le "pertenecen" en ese
conocerse mutuamente, y ese "conocimiento" es una aceptación
interior. Indica una pertenencia interior, que es mucho más profunda que la
posesión de las cosas.
—Ésta es justamente la diferencia entre el verdadero
pastor y el ladrón: para el ladrón —los ideólogos y dictadores— las personas
son sólo cosas que se poseen; para el verdadero pastor son seres libres en
vista de alcanzar la verdad y el amor: no se aprovecha de ellas, sino que
entrega su vida por ellas.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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