Hoy, Jesús se despide de los suyos, antes de volver al
Padre. Es el principio de sus discursos de despedida en el evangelio de Juan.
Jesucristo quiere infundir consuelo en los discípulos, diciéndoles que se va
para prepararles una morada y les da ánimos para que sigan creyendo en el Padre
y en Él.
Al volver “a casa” Jesús se coloca en el mismo plano que
el Padre, pues es Dios como Él. El Padre es su casa, como el Hijo es la casa
del Padre: se inhabitan mutuamente en el Espíritu Santo. Nosotros, hijos en el
Hijo, tenemos todos cabida en la casa del cielo, donde Jesús nos ha preparado
un lugar.
—Gracias, Señor Jesús, porque nos preparas un lugar junto
al Padre; gracias porque quieres llevarnos contigo a tu “Casa”, y hacernos
compartir la gloria que tú tienes desde siempre con el Padre, en el Espíritu de
Ambos.
Comentario: Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM
(Barcelona, España).
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