Frente a los aparentes beneficios del protocolo o guía del
aborto terapéutico, explicados verbalmente y por escrito, por sus defensores,
encontramos muchas inexactitudes y explicaciones que no se ajustan a la verdad
completa. Este hecho nos invita a recordar brevemente el valor de la verdad
moral. Cuando hablamos de la verdad y la necesidad de apreciarla y defenderla
debemos reconocer en primer lugar algunas ofensas gravísimas que empañan su
resplandor como son: la calumnia, la maledicencia, el perjurio o el chisme.
Estos atentados contra la verdad no se reducen a estos graves pecados sino que
pueden ser más graves cuando sus consecuencias se extienden a toda la sociedad.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña al respecto
que: “La intención deliberada de inducir
al prójimo a error mediante palabras contrarias a la verdad constituye una
falta contra la justicia y la caridad. La culpabilidad es mayor cuando la
intención de engañar corre el riesgo de tener consecuencias funestas para los
que son desviados de la verdad”. (CIC 2485).
Por eso creemos que es una exigencia moral y una
responsabilidad social que los defensores del protocolo se ajusten a la verdad
tanto en el campo de la medicina como en el campo jurídico. La Iglesia fiel a
su misión al defender la vida se ajusta a la verdad con la cual la ciencia y
las leyes defienden la vida del ser humano y nos invita a todos a caminar a la
luz de la defensa de la vida humana.
P. Guillermo Inca Pereda OSJ
Secretario Adjunto CEP
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