Obispos del Perú envían mensaje de fe y
esperanza al pueblo peruano ante el aumento de víctimas por COVID-19
- 4
mayo, 2020
El Consejo
Permanente de la Conferencia Episcopal de Perú (CEP), en
nombre de los Obispos del Perú, ha enviado «un mensaje
de fe y esperanza al pueblo peruano» ante el incremento de
la cifra de contagiados y muertos por el COVID-19 en
el país, que hasta la fecha alcanzó los 45.928 y 1286 víctimas,
respectivamente.
A continuación, el comunicado oficial
del Episcopado Peruano:
LA VIDA, DON DE DIOS Y BIEN SUPREMO DE LA HUMANIDAD:
PROTEJÁMOSLA
En estos momentos cruciales que vive
nuestra sociedad, los Obispos del Perú, como pastores del Pueblo de Dios, deseamos
transmitir un mensaje de fe y esperanza al pueblo peruano, desde la luz de Cristo Resucitado, el Eterno Viviente,
nuestro Dios y Salvador.
1. Dios, el Señor de la
vida, que creó al hombre a su imagen y semejanza (Gn 1,27), nos dio el don de
la vida, que es un bien de la persona y un bien de la comunidad, la cual
debemos cuidar, defender y proteger de cualquier amenaza o peligro, desde el
momento de la concepción hasta la muerte natural.
2. El dolor y el sufrimiento que padecemos
por esta pandemia nos
hace constatar que somos más frágiles de lo que creemos. Pero, no estamos
solos; el Cristo resucitado y su Iglesia nos acompaña, ya que “(…) los
gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro
tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y
esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay
verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (GS, 1).
3. Esta pandemia nos
afecta a todos y nos exige responder con responsabilidad y dignidad el momento que vivimos; por ello, debemos cumplir lo que
disponen las autoridades del país y los profesionales de la salud, como una obligación de conciencia, haciendo uso de los medios necesarios y adecuados para
protegernos personal y comunitariamente y así evitar la expansión de este
virus. La urgencia de hoy es salvar tu vida y la de los demás.
4. También esta pandemia
está socavando los cimientos de la convivencia universal; es una crisis biológica,
económica y antropológica; así mismo, es una crisis comunicacional. El Papa
Francisco en este contexto, nos dice que nuestra civilización necesita hacer
un cambio, necesita
repensarse y regenerarse. Estamos invitados pues, a asumir nuestra responsabilidad
y afrontar el desafío por un nuevo humanismo; es decir, una nueva manera de ser
y de convivir. En esta línea, debemos promover una alianza entre ciencia, ética
y política, cuya base tiene que ser un nuevo pacto por la vida, expresada en un
sistema político que no debe ser autorreferencial sino que debe estar
verdaderamente al servicio de todos los peruanos, especialmente de los más
vulnerables.
5. En este contexto, es necesario preocuparnos por los
demás, especialmente de los adultos
mayores, de los enfermos, de los pobres y marginados y de aquellos que
requieran una atención especial, como los miles de compatriotas que están
procurando llegar a su lugar de origen. Es tiempo de practicar la caridad hacia
dentro de la familia y la solidaridad hacia afuera con los más necesitados y
vulnerables.
6. Debemos concretizar acciones por los
migrantes y las
personas en “situación de calle” que son los más expuestos. No nos está
permitido pasar de largo, sino que debemos detenernos junto al que nos
necesita, como el Buen Samaritano. No permitamos que los miles de personas contagiadas con el
COVID-19 queden en el abandono.
7. Es urgente atender la
situación de los que están perdiendo sus trabajos, cuya gran mayoría
“vive el día a día”; esto requiere la acción decidida del Gobierno con
políticas económicas donde prevalezca el gran valor de la vida tanto en su
dimensión humana y social.
8. Igualmente, causa gran
dolor el hacinamiento que sufren los presos y la sobrepoblación penitenciaria
que hacen imposible el aislamiento social necesario, lo que está llevando a un
grave desenlace. Invocamos una rápida atención en el marco de las
recomendaciones que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dado en el
contexto de esta pandemia. A pesar de haber una responsabilidad de los presos,
no olvidemos que son seres humanos y merecen ser tratados con dignidad, como el
Papa Francisco ha dicho: “ser privados de libertad no es lo mismo que estar
privado de dignidad. Nadie puede ser privado de la dignidad”.
9. Debemos tener gratitud
y orar por quienes están “en primera línea” al frente de esta batalla: los
médicos, las enfermeras y los trabajadores de los hospitales y clínicas;
también las fuerzas armadas, la policía nacional, el personal penitenciario, el
de limpieza y todos quienes están protegiéndonos. Todos estos hermanos(as) son
un auténtico testimonio, porque salvan vidas con verdadera entrega y real
sacrificio.
10. La Iglesia Católica
reafirma su compromiso de servicio y ayuda a nuestros hermanos más necesitados
a través de las Cáritas Diocesanas, las Cáritas parroquiales, las
congregaciones religiosas, el voluntariado, y con el servicio de apoyo
espiritual telefónico a los fieles y a toda persona que lo solicita. Al mismo
tiempo, la Conferencia Episcopal Peruana saluda el esfuerzo que está haciendo
el Gobierno y las autoridades del Perú, para enfrentar esta pandemia.
Que la misericordia de Dios y la
protección maternal de la Bienaventurada Virgen María, nos bendigan y protejan.
Consejo Permanente de la
Conferencia Episcopal Peruana
Conferencia Episcopal Peruana
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