La
Pandemia es una crisis mundial con nuevas oportunidades para la iglesia.
La palabra
Crisis viene del latín y griego y significa cambio abrupto, que deja
inestabilidad e incertidumbre. Trae grandes peligros, pero también nuevas
oportunidades.
Empezó
como una crisis sanitaria y económica. Pero también existencial, teológica e
eclesial.
Es una
crisis existencial: El hombre y la sociedad moderna, que se creía todopoderoso
por su ciencia y tecnología, se dan cuenta de su fragilidad. Nos confronta con
la muerte.
Es una
crisis teológica: Nos damos cuenta de los virus de imágenes tóxicas de Dios:
La misma biblia contiene imágenes toxicas de Dios y caminos de su superación:
La misma biblia contiene imágenes toxicas de Dios y caminos de su superación:
a. El
Castigador: Los “amigos” de Job explican sus desgracias como castigo de Dios:
“No será porque es grande tu maldad y tus culpas son innumerables?”(Job22,5).
Job sabe, que no es así, pero no encuentra una razón lógica. El libro lo
explica como pruebas, que van purificando a Job, no de sus pecados sino de sus
falsas seguridades materiales y espirituales. Hoy día todavía hay mucha gente,
que tiene en su cabeza un Dios castigador y vengador. Un juez malo, sin
misericordia. Muchas veces es una imagen, que los padres nos han enseñado: “Si
no te portas bien, Dios te castigará!” Es una imagen de Dios a imagen y
semejanza nuestra: Nosotros pensamos así, entonces Dios tiene que pensar igual.
Es un Dios, que tiene “ira” (como nosotros). Esta imagen es toxica: vamos a
sentir miedo ante Dios. No nos vamos a sentir libres ni contentos con este
Dios. El Antiguo Testamento y el Apocalipsis están llenos de estas imágenes
antropomorfas de Dios. Algunos profetas y más que nada Jesús las van superando.
También hoy algunos instrumentalizan a Dios diciendo: Dios nos está castigando
con el Virus porque hemos hecho tal y cual cosa…
b. El gran
bombero: El Todopoderoso, que corre en nuestra ayuda. Donde hay un fuego, hay
que llamarlo no más, para que lo apague. Con tus rezos lo puedes convencer, que
te protege a ti o a tu nación. A veces logra apagar el fuego rápido, a veces
no. Esta imagen da toda la responsabilidad al gran bombero, tu como espectador
debes de mirar no más, no tienes un rol activo. La imagen del bombero tiene
algo de verdad pero es nociva, porque te deja en pasividad, y a veces en
frustración, porque no siempre funciona. Pero Dios casi nunca actúa solo.
Quiere nuestra colaboración. Somos sus instrumentos libres, que deben de colaborar
en la obra de salvación.
Es una
crisis eclesial: La cuarentena frenó a nuestro activismo, clericalismo y
sacramentalismo eclesial.
La gente
empezó a extrañar su sacerdote y su eucaristía. Muchos participaban en las
celebraciones virtuales. Pero también nos podemos dar cuenta de una dependencia
exagerada del clero y de los sacramentos, dejando en una total pasividad a los
laicos. La iglesia vive de los sacramentos, pero también de la palabra, la
oración y la caridad. En algunas parroquias la vida eclesial se había reducido
a un ritualismo sacramental y otras a un activismo social. Ambos obsoletos en
la cuarentena. Ante la ausencia del sacerdote necesitamos laicos comprometidos,
capaces de dirigir y celebrar en las familias y comunidades y de animar al
pueblo de Dios. Ya tenemos catequistas, pero faltan. Oremos por las vocaciones
sacerdotales y laicales y empecemos con su formación.
Entonces,
¿qué tenemos que hacer - que nos enseña Dios con esta crisis?
1. Curar
nuestra imagen de Dios:
Las
personas (aunque sean obispos), que dicen, que el Coronavirus es un castigo
para tal y cual cosa tienen una imagen deformada de Dios. Algunos
instrumentalizan a Dios: lo usan como amenaza, para que la gente les haga caso.
Producen un miedo, que sirve excelente para manipularlos, pero que no es sano
para la salud espiritual de la gente (como sucede en muchas sectas). A lo mejor
por nuestra educación y vivencias, todas nuestras imágenes de Dios pueden ser
algo deformadas. En la sierra del Perú la idea del castigo de Dios y de los
santos es muy común. Todos tenemos que purificar esta imagen con la lectura del
Evangelio, que es eso: “Buena Noticia”, no amenaza con el castigo.
La imagen
del “gran bombero” es una imagen inmadura de Dios. Hay que orar, como si todo
dependiera de Dios, pero también hay que actuar, como si todo dependiera de ti.
No pides a Dios, que pare la pandemia. Jesús no paró la lepra. Pero sanó a
varios leprosos, que tenían fe. Pide por la sabiduría y acción de los
profesionales, pide por los enfermos, pide que Dios nos ayude a actuar mejor.
La
verdadera imagen de Dios es el de la Vida. Está dentro de tu vida. Dentro de
tus sufrimientos y alegrías. Dentro de tu historia como protagonista, pero te
necesita a ti como co - protagonista. Y también el mal actúa en diferentes
protagonistas. En la pandemia Dios está con los que sufren y con los que se
comprometen.
2. Ser una
iglesia “hospital de campaña”.
Es una
expresión muy típica del Papa Francisco. Quiere una iglesia en salida, que
busque a la gente, a los pobres. Que no necesita mucha infraestructura, medios,
doctrina o ritos: tiene que acercarse al que necesita, con lo que tiene
(material y espiritualmente). Es una iglesia solidaria y cercana a la gente. En
la pandemia son las parroquias y voluntarios, que ayudan a los hambrientos con
alimentos, a los enfermos con medicinas. Dan ayuda espiritual a los
profesionales, enfermos, tristes, desanimados…
3. Ser una
iglesia sinodal y eucarística en una red de iglesias domésticas.
Es una iglesia, donde todos forman parte activa. Donde el clero y otros dirigentes escuchan e inspiran al pueblo de Dios. Como en la cuarentena las misas y eventos públicos ya no congregan a este pueblo en los templos, hemos descubierto de nuevo la importancia de la eucaristía y también de la familia como iglesia doméstica. Familia, que ora juntos. Familia, que comparte su fe, su tiempo y sus bienes dentro de sí mismo y con otros más necesitados. La parroquia no es solo una comunidad de comunidades, es básicamente una red de familias – iglesias domésticas. Necesitamos más sacerdotes y religiosas, pero también mucho más laicos formados, catequistas, concejos y grupos parroquiales. Ministerios laicales. Diáconos… Como hemos extrañado la eucaristía. Donde esté disponible, hay que valorarla más, también la comunión espiritual.
Es una iglesia, donde todos forman parte activa. Donde el clero y otros dirigentes escuchan e inspiran al pueblo de Dios. Como en la cuarentena las misas y eventos públicos ya no congregan a este pueblo en los templos, hemos descubierto de nuevo la importancia de la eucaristía y también de la familia como iglesia doméstica. Familia, que ora juntos. Familia, que comparte su fe, su tiempo y sus bienes dentro de sí mismo y con otros más necesitados. La parroquia no es solo una comunidad de comunidades, es básicamente una red de familias – iglesias domésticas. Necesitamos más sacerdotes y religiosas, pero también mucho más laicos formados, catequistas, concejos y grupos parroquiales. Ministerios laicales. Diáconos… Como hemos extrañado la eucaristía. Donde esté disponible, hay que valorarla más, también la comunión espiritual.
Caravelí, mayo de 2020 Reinaldo
Nann, Obispo
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