Lunes 13 Abr 2020 | 10:13 am
Ciudad de México (AICA): En un acto de amor y fe, los obispos de América Latina y el Caribe
consagraron la región, este Domingo de Pascua, a la Virgen de Guadalupe, para
pedirle por la salud del mundo y pronto el fin de la pandemia de Covid-19. La
ceremonia, ante la imagen de la Patrona de América en la Basílica de Gadalupe,
fue presidida por el arzobispo primado de México, monseñor Carlos Aguiar Retes,
quien señaló que es “una bella y significativa fecha para ponernos bajo el
manto de nuestra querida madre, María de Guadalupe”.
Al inicio de la ceremonia, el nuncio
apostólico en México, monseñor Franco Coppola, leyó un mensaje del papa
Francisco con motivo de esta consagración, en el que el Santo Padre envió su
bendición a la Iglesia Latinoamericana y del Caribe, así como a los fieles que
seguían la transmisión a través de los medios electrónicos.
Posteriormente se transmitió un videomensaje de presidente del Celam, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, agradeciendo a la Iglesia en México el gesto fraterno y generoso de acoger esta iniciativa de consagración.
Posteriormente se transmitió un videomensaje de presidente del Celam, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, agradeciendo a la Iglesia en México el gesto fraterno y generoso de acoger esta iniciativa de consagración.
“Siempre, en momentos críticos como
epidemias pestes y guerras, han suplicado con confianza la protección maternal
de la madre de Jesús, por eso le dirigimos esta oración: Tú Madre que sanaste
al tío de Juan Diego y durante el siglo XVIII protegiste bajo tu manto a todo
México de la epidemia de matlazahuatl, hoy venimos nuevamente sintiéndonos
pequeños y frágiles ante la enfermedad y el dolor para pedirte por toda la
humanidad, especialmente por tus hijos más vulnerables: los ancianos, los
niños, los enfermos, los indígenas y los migrantes”.
Añadió que como un sello indeleble
están grabadas en el corazón de los latinoamericanos aquellas palabras de la
Virgen cuando le dijo a San Juan Diego “que no se turbe tu corazón, ni te inquiete
cosa alguna, ¿no estoy yo aquí que soy tu madre?”.
Por ello, reconoció el presidente del CELAM, se realiza dicho acto de consagración a Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de América, para pedirle la salud y el fin de la pandemia “poniéndonos bajo su mirada amorosa en estos momentos difíciles, en los que Ella puede abrirnos las puertas de la salud, la esperanza y la alegría”.
Monseñor Cabrejos agregó que bajo el manto protector de la Virgen de Guadalupe también a los países que no están en la región, entre ellos los Estados Unidos, Canadá y Filipinas.
Por ello, reconoció el presidente del CELAM, se realiza dicho acto de consagración a Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de América, para pedirle la salud y el fin de la pandemia “poniéndonos bajo su mirada amorosa en estos momentos difíciles, en los que Ella puede abrirnos las puertas de la salud, la esperanza y la alegría”.
Monseñor Cabrejos agregó que bajo el manto protector de la Virgen de Guadalupe también a los países que no están en la región, entre ellos los Estados Unidos, Canadá y Filipinas.
El 24 de marzo el Consejo Episcopal
Latinoamericano lanzó esta iniciativa de consagración para que se realizara el
12 de abril a las 12 horas y en Domingo de Resurrección, debido la pandemia de
coronavirus que actualmente aflige al mundo.
Oración a la Virgen de Guadalupe en tiempos de pandemia
Santísima Virgen María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive. En estos momentos, como Juan Diego, sintiéndonos “pequeños” y frágiles ante la enfermedad y el dolor, te elevamos nuestra oración y nos consagramos a ti.
Te consagramos nuestros pueblos, especialmente a tus hijos más vulnerables: los ancianos, los niños, los enfermos, los indígenas, los migrantes, los que no tienen hogar, los privados de su libertad.
Oración a la Virgen de Guadalupe en tiempos de pandemia
Santísima Virgen María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive. En estos momentos, como Juan Diego, sintiéndonos “pequeños” y frágiles ante la enfermedad y el dolor, te elevamos nuestra oración y nos consagramos a ti.
Te consagramos nuestros pueblos, especialmente a tus hijos más vulnerables: los ancianos, los niños, los enfermos, los indígenas, los migrantes, los que no tienen hogar, los privados de su libertad.
Acudimos a tu inmaculado Corazón e
imploramos tu intercesión: alcánzanos de tu Hijo la salud y la esperanza.
Que nuestro temor se transforme en
alegría; que en medio de la tormenta tu Hijo Jesús sea para nosotros fortaleza
y serenidad; que nuestro Señor levante su mano poderosa y detenga el avance de
esta pandemia.
Santísima Virgen María, “Madre de
Dios y Madre de América Latina y del Caribe, Estrella de la evangelización
renovada, primera discípula y gran misionera de nuestros pueblos”, sé fortaleza
de los moribundos y consuelo de quienes los lloran; sé caricia maternal que
conforta a los enfermos; sé tierna compañía de los profesionales de la salud
que los cuidan; y para todos nosotros, Madre, sé presencia y ternura en cuyos
brazos todos encontremos seguridad.
De tu mano, permanezcamos firmes e
inconmovibles en Jesús, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén. +
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