Algunos
cuestionan los oficios religiosos en el entierro de un suicida. Es verdad, que
quitarse la vida es un pecado grave. Y peor, porqué es sin arrepentimiento. Con
este argumento en el pasado se negó en algunas oportunidades un entierro
cristiano a los suicidas. Hoy vemos el tema de otra manera:
1. En los
suicidios también hay factores atenuantes. La mayoría de suicidios es por
depresión. Esta enfermedad disminuye enormemente la culpabilidad
2. En el caso de Alan García posiblemente hay un tema de trauma: En su
niñez sufría la ausencia de su padre, que estaba en la cárcel. Su acto puede
entenderse como un acto de desesperación, que también es un factor atenuante.
3. En todo caso, es Dios, quien juzgará la gravedad de este y otros
pecados, de los cuales no se arrepintió. La iglesia no está para juzgarlo.
4. El deber de la iglesia en este momento es de acompañar el dolor de
los familiares y amigos. En un funeral la iglesia no justifica sus pecados sino
ora por su alma y pide perdón a Dios.
Por Mons.
Reinaldo Nann
Obispo Prelado
de Caravelí
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